Quiero asomarme a la ventana de mi casa
y mirar hacia atrás, hacia ese camino que he recorrido durante todo el año.
Se fue un año más.
Al final del año es conveniente hacer un balance de los 365 días, para ver qué
se hizo con ese año de vida. Conviene también saldar todas las deudas que se
tienen con Dios y con los demás.
Quiero asomarme a la ventana de mi casa y mirar hacia atrás, hacia ese largo
camino que he recorrido durante todo el año.
Si algo puedo ver, es que cada día de ese año transcurrido estuvo lleno del
amor de Dios. Estoy en deuda con Él; por eso mi primera palabra al final del
año es: ¡Gracias!.
Pero, al lado de tantas bondades de ese Dios, está la triste historia de la
ingratitud y la mediocridad para con ese gran amigo. Por eso la segunda palabra
tiene que ser: "¡Perdóname todos los errores, todas las mediocridades!.
¡Yo sé que me perdonas!"
Pero hay una tercera palabra que quiero decir: "Te pido un gran año para
hacer con el una gran tarea, ayúdame a que este año que empieza sea mejor, que
valga la pena vivir. Conviértelo en un gran año. Que aquello de "próspero
año nuevo" no se quede en una ironía, sino en una verdad.
También quiero, al final del año, saldar cuentas con mi prójimo, quiero sacar
de mi espíritu, arrancar, tirar todos los rencores, odios, resentimientos hacia
mis hermanos. Quiero terminar el año bien con todos. Quiero poder decir que no
tengo malos sentimientos hacia ningún ser humano.
Es hora de pedir perdón a todos los que en el camino he herido, molestado,
desairado. A los que tenían derecho a esperar una respuesta y no se la di, a
los que necesitaban una palabra de aliento y me quedé con ella. A los que
encontré tirados en el camino de la vida, desesperados, tristes, vacíos de Dios
y de ilusión, y pasé de largo porque tenía mucha prisa. Quiero pedirles perdón.
Deseo dormir en paz la última noche del año y despertar con el alma renovada
para emprender la nueva jornada de este año que comienza.
Es importante recordar que este año será lo que cada uno haga con él. ¿Será el
mejor o será el peor? ¿Será uno de tantos, ni bueno ni malo, sino todo lo
contrario? De cada uno de nosotros depende.
Dios que te da ese año nuevo es el que más ardientemente te dice: ¡FELIZ AÑO
2016!
Al Dios que me dio la vida, ¡gracias!.
Al Dios de mis días felices, ¡gracias!.
Al Amor de mis amores, ¡gracias!.
Puesto que al final de la vida me examinarán del amor, perdóname por no haber
amado lo suficiente, y concédeme morir de amor.
Por: P Mariano de Blas