"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

sábado, 10 de septiembre de 2011

¿Cuáles son mis actitudes frente a María?



Si quiero muchísimo a la Santísima Virgen, tengo que querer muchísimo a Jesús. 


¿Qué actitudes debo de tomar de frente a la Santísima Virgen?

En primer lugar, gloriarme en Ella como me glorío en Cristo. Decía San Pablo que Cristo en la cruz es el culmen de todo: “Líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de Jesucristo”.

También podemos decir de modo semejante ¿cuál es tu gloria más grande, oh, Niña Eterna? Tu imagen más maravillosa con tu hijo muerto en tus brazos aquel Viernes Santo, Santísimo. Yo también digo: "Líbreme Dios de gloriarme si no es en María Santísima, con su hijo muerto en los brazos, aquel Viernes Santo”.

Si quiero muchísimo a la Santísima Virgen, tengo que querer muchísimo a Jesús, a quien llevó en sus brazos de niño, al que tuvo muerto sobre sus rodillas, al que Ella ama más que a sí misma. Por eso, no hay peligro en amar mucho a la Santísima Virgen y que esto pueda ir en perjuicio del amor a Jesucristo. Todo lo contrario: Ella es un camino hacia Cristo, ella lo sabe, ella lo quiere, para ella es su máxima gloria: llevarnos a Cristo. Y, por eso, uno que se empeña en amar a María, acabará amando a Jesús, por necesidad.

Segundo, ser un niño. Si yo tuviera alma de niño me llevaría mil veces mejor con Cristo, con mi madre y con los hombres, y, aún, conmigo mismo. Cuanto más sencillo sea con la Santísima Virgen más nos vamos a entender. A veces le he preguntado, le he pedido que me dé un conocimiento y un amor muy grande hacia Jesús. La respuesta que me dio fue tan sencilla, que tardé mucho tiempo en saber que venía de Ella. Yo me esperaba una respuesta grandiosa, solemne. La respuesta fue ésta: "Sé como un niño y ten una fe viva y operante". Es decir, si te dicen que Él es Dios, créelo; si te dicen que murió crucificado por ti, créelo; si te dicen que está en la Eucaristía por amor a ti, acéptalo y créelo como un niño, con fe viva y operante.

Si la Santísima Virgen me dice que sea un niño con Jesús, ¿qué tengo que ser con Ella? Un niño eterno. En el orden espiritual soy como un niño, no soy más que eso. Por tanto, comportarme con María como un niño impotente, inexperto, pero confiado.

Tercero, amar y confiar. “ ¡Oh, Madre, somos otros niños Jesús que corren a tu encuentro, que quieren amarte como Él y ser amados por ti! ¡Oh, María, yo te quiero decir, hoy y siempre: tú eres mi victoria, tú eres mi paz, mi seguridad! “ Y esto lo debe de decir cada sacerdote, cada cristiano, si de veras quiere a María como madre.

Resucitar es sentir la alegría del triunfo de Cristo en mi corazón. “Jesucristo, Tú eres mi victoria.” Pero, también sentir el triunfo de María Santísima en su Asunción. “ ¡Madre bendita, tú también eres mi victoria! Y así como me alegro del triunfo de Cristo resucitado, me alegro del triunfo tuyo, Madre mía, en tu Asunción al cielo. Es también mi triunfo, porque es el triunfo de mi madre. Cuando un hijo tuyo te toma en serio, todas las cosas se vuelven posibles.” Esas cosas que uno piensa a veces: ¿podré? ¿Me curaré, algún día, de esa enfermedad? ¿Podré superar esa tentación alguna vez? ¿Podré lograr esas metas apostólicas? 

Esas cosas que uno considera imposibles, o muy difíciles, se hacen posibles cuando se toma en serio, en serio, a María Santísima. Por ejemplo, vencer todas las tentaciones, conquistar las metas difíciles y, sobre todo, llegar al cielo. 

Quiero arriesgarme del todo con la mujer más maravillosa del mundo, la madre más tierna, la reina más poderosa: María. Es una gran diferencia tener una madre como tú, una gran diferencia. A veces se nos ve a los cristianos tristes, desorientados, desanimados, como niños huérfanos. ¿Dónde está tu madre? ¿Quién es? ¿Cómo se llama? Cuando estoy enojado, desanimado o impaciente, al mirar tu rostro, al contemplar tus ojos, al mirar tu sonrisa, se me va el enojo, el desaliento y la impaciencia, Madre. 

Y cuanto más incapaz me sienta por falta de cualidades, de tiempo y experiencia, más me debo lanzar. Eso es fe y confianza y amor. Lo otro es la vanidad de siempre, el mirarme a mí, y a mi barca y a mis redes, y no a Cristo Omnipotente y a María, omnipotencia suplicante. La diferencia de Pedro. Primero dijo: "Toda la noche he tirado mis redes y no he sacado ni un pez". Lo segundo: "En tu nombre echaré las redes". Las redes llenas de peces: ésa es la diferencia. Y no crean que Jesús se enoja porque uno tira las redes, también, en nombre de María Santísima. Jesús sonreirá de gusto, de emoción, al ver que no sólo confiamos en Él y tiramos las redes en su nombre, sino que también confiamos en María, su madre y la nuestra, y en su nombre, en el nombre de Ella, echamos también nuestras redes. En nombre de María también se llenarán nuestras redes de peces. No te quiero perder, madre mía. El día que te pierda, estaré perdido. Ese día sí estaré perdido.

Y cuando se juntan muchos contratiempos -que eso nos suele suceder en nuestra vida- podemos recordarnos a nosotros mismos, o recordar a otros, quién es la causa de nuestra alegría. Si realmente creemos en esto que decimos diariamente en las letanías del rosario, debería siempre asomarse a nuestro rostro una sonrisa eterna, una paz permanente, una fortaleza continua, aún en medio del dolor y del sufrimiento. ¡Oh, María, tú eres mi salvación! ¡Contigo sí me atrevo! ¡Contigo sí puedo! ¡Contigo voy al fin del mundo! Esto lo tenemos que decir, lo tenemos que gritar, a todos aquellos enemigos que nos desafían: llámese mundo, llámese demonio, llámese la carne; que nos desafían a que no llegaremos a santos, y no llegaremos a realizar grandes cosas en el apostolado. Hay que profundizar la confianza en Ella hasta sentir en las venas, en el cuerpo, en el alma toda, una seguridad y un valor absolutos. Yo sé que una Mujer me llevará al cielo, me obtendrá la gracia de la santidad, el valor de los mártires, el celo de los apóstoles.

Como San Pablo, yo también, y tú, podemos decir: "todo lo puedo en Cristo, que me conforta". Pero también podemos y debemos decir: "todo lo puedo en María, que me fortalece". Si tengo a María Santísima, si tengo a Cristo, y creo que me aman muchísimo y lo pueden todo, no debo temer, andar asustado, inquieto, derrumbado: jamás.

Se ha hablado de que el sacerdote ha perdido su identidad. Su identidad es ser otro Cristo en la tierra. ¿Ustedes creen que a María Santísima se le puede olvidar el rostro de su Hijo? ¿Ustedes creen que María Santísima ha perdido, o desconoce, la identidad del sacerdote, cuando ve en él la imagen, el rostro, de su propio hijo? ¿Quién nos ha dicho que el sacerdote ha perdido su identidad? Si la lleva impresa en su alma a fuego.

¿Se puede o no se puede con María? ¿Se puede o no se puede en la Iglesia resolver los grandes problemas, las grandes reformas? ¿Se puede o no se puede con María? Se pudo al inicio, porque Ella puso a rezar a la Iglesia. Ella obtuvo la venida del Espíritu Santo que transformó a aquellos hombres de cobardes en valientes, de tímidos en leones, de hombres incapaces -humanamente hablando- en apóstoles que lograron realmente la conversión de aquel mundo pagano. Hoy, la Iglesia también puede si toma en serio a María Santísima. Ella es, por providencia de Dios, la que volverá a pisar, a aplastar, la cabeza de Satanás que se ha metido dentro de la misma Iglesia.

Por eso, si hoy queremos triunfar, individualmente como cristianos, como sacerdotes, y conjuntamente como Iglesia, tenemos que tomar muy en serio en nuestra vida, en nuestra oración, en nuestro apostolado, a quien aplastó la cabeza de la serpiente: a María Santísima.
Autor: P Mariano de Blas.

viernes, 9 de septiembre de 2011

MARIA SIEMPRE MARIA

Siguiendo los pasos del Primer Pastor

Siguiendo los pasos del Primer PastorPedro será el primer pastor de esa serie en la que nunca le faltarán sucesores. Los pastores durarán tanto como la roca, es decir, tanto como la humanidad...

Frente a ti Señor, me llega al pensamiento de la enorme gracia que es, primero creer en ti, después saber que eres un Dios-Redentor... pero también toda la inmensa responsabilidad de testimonio de vida que esto implica.

Si siento que el creer en ti y en la Iglesia católica me reviste de unas gracias especialísimas como hijo de Dios, portador de valores eternos y heredero del cielo... ¿cómo ha de ser mi vida?

Y la respuesta es: Siendo fiel al Papa y a la Iglesia porque como bien decía el Padre José Luis Martín Descalzo:- "El encargo a Pedro es algo más que un encargo puramente personal. Pedro no es inmortal. Las palabras de Jesús van a recordarlo. La consigna, pues, que Cristo le da tienen que tener un significado especial, más largo que la vida personal de Pedro. Si Cristo habla de un rebaño permanente que va a prolongarse por los siglos, es claro que también habla de un pastoreo permanente, que durará después de la muerte de este pastor concreto.

Jesús, estás realmente introduciendo en la historia religiosa de la humanidad una institución llamada a durar tanto como la fe en ti. Más claro aún: estabas instituyendo una dinastía de pastores. No una dinastía carnal y transmisible por la sangre, pero si una dinastía del espíritu.

Pedro será el primer pastor de esa serie en la que nunca le faltarán sucesores. Los pastores durarán tanto como la roca, es decir, tanto como la humanidad...

Tu, Señor, viniste para mostrarnos el Camino. Fuiste el Maestro y fuiste el Pastor...dejando todos los cabos bien atados, todas tus enseñanzas diáfanas, claras. Nos enseñaste a orar, nos hablaste de las Bienaventuranzas, nos hablaste de los Mandamientos, del código del amor, que tomásemos la cruz para seguirte, nos aseguraste que cuando dos o más orásemos al Padre, El estaría allí, entre nosotros, que fuésemos generosos, pero no ostentosos en nuestras dádivas, sino que lo que la mano derecha haga no lo sepa la izquierda, que seguir tus pasos cuesta renuncias y valentía, pero que al final podremos contemplar tu rostro y nos llamarás "benditos de mi Padre".

Sabiendo todo esto ¿viviré como ignorándolo, haciéndome la loca, la indiferente? Y quizá pensando que ya que tu misericordia es infinita, también tendré la infinita disculpa para mi desamor, para mi ingratitud. ¡Cuidado!.
Ya nos mostraste el camino y apartarnos de él pudiera ser, que ni el arrepentimiento del "buen ladrón" nos alcance al final de la jornada a tocar a nuestra puerta, atrapada en el laberinto de las pasiones y del despreocupado vivir.

Ahora frente a ti y en el silencio de ese amor oculto parece que te oigo decir:

"No pierdas más tiempo. Es hora del cambio, es hora de tomar la religión católica muy en serio y cumplir con los deberes de todo buen cristiano, de haceros apóstoles y llevar mi Mensaje a todos los que estén a vuestro lado con la palabra y con el ejemplo.”

“Aquí estoy, esperando que seáis valientes y que llevéis en el alma el legítimo orgullo de ser católicos, portadores de la Verdad “

“Tendréis que seguir siendo pastores, tras los pasos del Primer Pastor.... para que un día... haya un solo rebaño, cuyas ovejas no se aparten del Camino enseñado”Autor: Ma Esther De Ariño.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Invitación al cumpleaños de María Santísima...

Invitación al cumpleaños de María Santísima...Feliz cumpleaños, Madre querida, te abraza tu hija, la que muchas veces te dejó esperando... la que buscaba la paz y la felicidad por otros caminos.
Los pájaros cantan desde los árboles más altos. Las flores se abalanzan sobre el aire saturándolo de aromas simples. El cielo abraza al mundo en un horizonte no tan lejano. ¿Por qué me parece que la naturaleza es un grito silencioso de esperanzas nuevas?

+ Porque es el cumpleaños de María Santísima- recuerda a mi alma la voz fuerte y serena del Ángel Gabriel.

- ¡Ay! Torpe de mí, que lo he olvidado- y es otro olvido que se suma a tantos... Éstos son los olvidos que van poniendo gris el alma.

+ No desesperes, amiga- Sonríe Gabriel, para que recuerde que la misericordia de Dios me envuelve y protege cuando más la imploro.- No desesperes, pues aún tienes tiempo de llegar a la gran fiesta.

- ¿Fiesta?¿Acaso en la parroquia....?

+ No te hablo de esas fiestas, sino de la que el Espíritu Santo prepara cada año para su fidelísima esposa.

- ¡Ah! Pero, amigo ¿Cómo voy yo a asistir a semejante fiesta? No, no soy digna...

Gabriel queda en silencio. Busca palabras y gestos para llegar a mi corazón.

+ Verás. El cumpleaños de María es, en el Reino Celestial, una muy hermosa fiesta. Todos los ángeles suspiramos de amor por el nacimiento de la Llena de Gracia. Todos los jardines eternos se inundan de canto: ¡Salve, Salve María!. La Santísima Trinidad se dispone a regalarle lo que más desea su corazón de Madre: Una gran mesa rodeada de todos sus hijos, precedida por Jesús... Y cuando digo “todos” significa “todos”.

- O sea que... yo...¿Podría asistir?

+ Claro que sí. Tu Madre te espera. No estaría completa sin ti. No estará completa si falta solo uno de sus hijos.

- Y ¿ Cómo llego?¿Cuál es el camino?.

+ El camino, amiga, parte de tu corazón. Nace de un sincero deseo de acercarse a Ella. Recuerda que puede ver tu corazón y conoce tus intenciones.

- Gracias, amigo. Pediré al Señor aumente mi fe y mi amor y me dé la gracia necesaria para desear estar siempre en la preciosa compañía de mi Madre. Pero aún no comprendo cómo llegaré al banquete, ni cómo he de ir presentada, ni cuáles regalos puedo llevar.

+ Es muy importante tu pregunta, por lo que la responderé por partes. Primero me preguntas dónde. Mira, la mejor de las madres jamás se aparta del mejor de los hijos. ¿Dónde hallas al Hijo?

- Pues.. en la Eucaristía. ¡Claro! Allí es el banquete. ¡La Santa Misa! ¡La tenía tan cerca y no me daba cuenta!. Entonces.. compartiremos los hermanos “el manjar más codiciado, este pan angelical” como dice esa canción que tanto me gusta. Gracias amigo por ayudarme a comprender.

+ También me preguntabas acerca de cómo ir presentada. Es un punto muy importante. ¿Cómo irá tu alma al banquete? Recuerda que el mismo Jesús te espera en el confesionario. Allí serás preparada adecuadamente para tan precioso momento. En cuanto a los presentes que puedes llevar a tu Madre ¿Cuál crees que le agradará más?
Me quedo en silencio. El mejor presente para María bien lo conozco. Pero temo no tenerlo en buenas condiciones.

- Creo, Gabriel, que el mejor regalo para ella es darle mi corazón, mi vida, todo mi ser, para que ella me conduzca a los brazos de su Hijo.

+ Así es... Mas no olvides que tu corazón debe ir acompañado constantemente de la oración, una oración que es un diálogo hermoso con “quien sabes que te ama”, como bien ha conocido Santa Teresa. Así, te acercarás a ella con el alma plena de agradecimiento. Cuánto más sincero sea tu agradecimiento más pronto llegará a su Inmaculado Corazón. Después, ofrécele tu corazón así como está. Con llagas y dolores, con tristezas y preguntas, con la sencilla alegría de tus días. Ella lo tomará gustosa, lo protegerá con sus delicadas manos y, con sus besos purísimos, curará todas sus llagas.

+ Luego... luego dile cuánto la amas. Díselo por todas las veces que no se lo dijiste. Díselo por todos los que no pudieron decírselo. Díselo también por todos los que no supieron. Ella se alegrará y sentirás su abrazo en las profundidades de tu alma. Más, no te inquietes si pasea su mirada por los bancos vacíos de la Parroquia. Quédate en silencio junto a Ella, para hacerle compañía. Seguro te contará que, en su fiesta soñada, cada hijo estaría en su banco... en el sitio que Ella le ha cuidado amorosamente.

+ Te dirá que los espera todos los días, que les ve caminar por la vida entre alegrías y tristezas, soledades y compañía, certezas y dudas. María quisiera decirles cuánto les ama, por eso les esperará siempre junto a los bancos vacíos.


El ángel Gabriel y yo nos quedamos en silencio un rato. El corazón nos viaja por el mundo contemplando los sitios que quedan vacíos en tantas misas. No soy juez de nadie, pues ni siquiera puedo recordar los motivos por los que, mi propio sitio, muchísimas veces estuvo vacío. Sé que, en cada lugar vacío hay un dolor, una soledad, una distancia...

Gabriel se va alejando entre las flores y los naranjos del patio de mi casa. Me queda en el alma el recuerdo de este momento. De su invitación al cumpleaños de María.
Tomo papel y lápiz. Transformo en letras los sentimientos que me desbordan el corazón.

Te dejo este relato, María querida, como un regalo más en tu cumpleaños. También lo mandaré a mis amigos, quizás le llegue al del banco vacío, como un simple recordatorio de que hay un lugar en el mundo que tiene su nombre, que no puede ser ocupado más que por él. Un lugar en el que le espera su Madre Celestial para abrazarle, consolarle y amarle, como nadie lo ha hecho jamás.

Feliz cumpleaños, Madre querida, te abraza tu hija, la que muchas veces te dejó esperando... la que buscaba la paz y la felicidad por otros caminos. La que no sabía que tu tenías mil regalos perfumados, esperándola, en silencio, junto a un banco vacío.


NOTA de la autora: "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."
Autor: María Susana Ratero

miércoles, 7 de septiembre de 2011

TRES MINUTOS


Tres minutos, fueron tres minutos los que el millón y medio de jóvenes adoraron, de rodillas, en Cuatro Vientos, en la JMJ con el Papa, al Santísimo Sacramento expuesto en la custodia procesional traída desde Toledo.

En tres minutos, Jesús explicó a la muchedumbre el misterio de la Eucaristía. El Señor llegó un día gozoso y feliz a dar una noticia impresionante: “Vuestros padres comieron el maná en el desierto y todos murieron. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de este pan vivirá eternamente; y el pan que Yo daré es mi carne para la vida del mundo”.

En tres minutos
se produce la reacción del público. Éste desvaría, ¿cómo puede darnos a comer su carne y a beber su sangre? ¡Dura es esta doctrina! ¿Quién podrá escucharla?

En tres minutos
se produce el escándalo. Los judíos murmuraban y lo comprendemos perfectamente: comerse su carne, beberse su sangre. Esto sólo dice algo a aquellos que están dispuestos a pasar por todo lo incomprensible.

Dios que nace en un pesebre, que trabaja como carpintero, que muere crucificado: todo esto es algo sin precedentes en la historia de las religiones. Pero un Dios que se hace cosa, un trozo de pan, unas gotas de vino…esto o somos todos imbéciles y, además una imbecilidad colectiva transmitida sucesivamente durante XXI siglos, o es un prodigio impresionante y, además, nos lo creemos. Yo lo creo firmemente.
En esos tres minutos, un millón y medio de jóvenes, vuestros hijos, vuestros nietos, adoraron al Dios hecho pan de los Ángeles. No hubo que atender a ninguno de ingesta alcohólica; nadie fumó un “porro”.

Es que, a veces, tengo dudas sobre mi fe en la Eucaristía y no comprendo cómo puede ser esto. Tampoco yo lo comprendo: ¡ahí está el prodigio! No se puede creer en Jesús sin creer en la Eucaristía.

Los judíos que escuchaban esta doctrina huyeron escandalizados: es el gran fracaso de Jesús que se perpetúa en los duros de corazón. Jesucristo preguntó a sus apóstoles: ¿también vosotros queréis marcharos? Tus hijos, tus nietos, en esos tres minutos, contestaron: ¿y a quién iremos, Señor? sólo Tú tienes palabras de vida eterna.

Cuando era la hora, dice San Lucas, se sentó a la mesa y en tres minutos dijo: ¡Ardientemente he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de padecer! Ardientemente el Señor ha deseado comer esta Pascua en la que su Cuerpo es entregado por nosotros, y su Sangre derramada por nosotros. Jesús sabe que la vida sólo puede brotar de una muerte, que sólo Él puede sufrir. Esta muerte es la que acepta, a ella se entrega. Eso significan las palabras “por vosotros”. Que Jesús realizara ese “por vosotros”, eso es su amor. Y de aquí brota el misterio de la EUCARISTÍA (Cfr. Romano Guardini, III, p. 76).

Cada día la Santa Misa ocurre en nuestros Altares, pero no pasa, está presente a lo largo del día como raíz, centro, fuente y cumbre de nuestra vida. Es que ahora estoy metido en un gran activismo: pues la actividad más activa es la Eucaristía, la más trepidante, la más absorbente pues absorbe todos los pecados del mundo. Es que estoy desarrollando ahora una tarea muy influyente: la actividad más influyente es la Santa Misa, la más multitudinaria, la más responsable, de la que dependen más cosas y más personas.

Tres minutos bastaron a los peregrinos de Cuatro Vientos para adorar y entregarse a nuestro Jesús. Allí estabas tú, tus hijos, tus sobrinos y tus nietos. ¿No tienes tú tres minutos diarios para acercarte al Sagrario? Conocí a un lechero que se acercaba con sus cántaras, abría la puerta de la Iglesia y le decía: “Señor, aquí está Juan, el lechero”.

Tú le puedes decir: creo firmemente que estás aquí, con tu Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad. Creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. O bien: “Señor aquí tienes a este desgraciado, que no te sabe querer como Juan el lechero”. Y todo en TRES MINUTOS.

Gratitud, amor, fidelidad

Un corazón agradecido busca maneras concretas para corresponder a quien nos lo ha dado todo.

Hemos recibido regalos maravillosos de Dios: su misericordia, su Amor, su Hijo. Esta verdad toca el corazón de cada bautizado, es el centro de nuestra fe, enciende la esperanza, alimenta la caridad.

Cuando abrimos el alma a los dones de Dios, cuando reconocemos que nos libró del pecado, que nos sacó de las tinieblas, que nos condujo a la luz, que nos abrió las puertas del cielo, surge casi espontánea, gozosa, la gratitud.

Desde la gratitud, ¡qué fácil sería vivir los mandamientos, huir del pecado, enraizar en el amor! Porque un corazón agradecido busca maneras concretas para corresponder a quien nos lo ha dado todo.

Vivir a fondo la gratitud nos aparta, por lo tanto, del mal. Muchos de nuestros pecados surgen porque no somos plenamente agradecidos. En otras palabras, casi no haría falta la penitencia (confesión) si viviésemos a fondo la gratitud.

El Concilio de Trento lo explicaba así: “Si tuviesen todos los reengendrados tanto agradecimiento a Dios, que constantemente conservasen la santidad que por su beneficio y gracia recibieron en el Bautismo; no habría sido necesario que se hubiese instituido otro sacramento distinto de este, para lograr el perdón de los pecados” (Los sacramentos de la penitencia y de la extremaunción, capítulo 1).

La debilidad humana, unida a tantas distracciones que nos impiden reconocer y agradecer a fondo lo que significa ser redimidos, explica ese pecado que nos aparta de Dios, que nos hace ofender al prójimo, que nos destruye internamente.

Por eso, uno de los mejores antídotos contra el pecado radica precisamente en la gratitud. La invitación de san Pablo vale para cada generación cristiana: “Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados. Y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre” (Col 3,15b-17).

La gratitud, al mismo tiempo que nos aleja del mal, nos lleva a la fidelidad, a la entrega, a la búsqueda del bien y de la justicia. Quien es agradecido, no traiciona al Amigo.

Somos fieles, perseveramos firme en la fe, avanzamos en el amor, si continuamente damos gracias a Dios “porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 118).
Autor: P. Fernando Pascual LC.

martes, 6 de septiembre de 2011

¿Cómo rezar bien mis oraciones?

¿Cómo rezar bien mis oraciones?
¿Hay oraciones más poderosas que otras? ¿Dónde reside el poder de una oración? ¿Tiene sentido preguntar si es más poderosa una novena que un rosario?
Acabo de conversar con un señor que me preguntó si podría recomendarle una oración especialmente poderosa: “Tengo problemas muy serios en mi casa y en el trabajo, necesito la intervención de Dios; recomiéndeme una oración que no falle, la oración más poderosa que usted conozca.”

Pude haberle entregado una selección de las oraciones que hemos recopilado en www.la-oracion.com. Pero ¿hay oraciones más poderosas que otras? ¿Dónde reside el poder de una oración? ¿Tiene sentido preguntar si es más poderosa una novena que un rosario? ¿Tiene valor una oración aunque se haga distraído? ¿Cómo se sabe si se reza “correctamente”?

¿Qué nos enseña la experiencia?

Hay fórmulas u oraciones vocales que a lo largo de los siglos han resultado especialmente “poderosas” para muchos: el Padrenuestro, el Avemaría, la oración de Jesús (Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí pecador), el canto de los salmos, etc.

Quienes han encontrado fruto para el crecimiento en su vida espiritual utilizando estas fórmulas u otras, progresan normalmente en tres momentos:

1. Comienzan a pronunciarlas con los labios o en silencio, dándole un sentido a las palabras mientras están en la presencia de Dios.

2. Luego, dan el paso a decirlas interiormente, hasta que con o sin la fórmula se dirigen a Dios con las actitudes propias de la oración que utilizan (actitud de creatura ante su Creador, de hijo ante su Padre, de pecador rescatado ante su Redentor, de bautizado ante el Espíritu Santo que habita en él, etc.).

3. Un paso más adelante se da cuando esa oración se hace una oración incesante, impregnando completamente toda la persona y toda la vida. Llevan corriendo por sus venas el sentido de las oraciones. El hábito de la presencia de Dios llega a ser para ellos como una segunda naturaleza.

Mientras escribo me sorprendo al recordar cuántas veces he rezado el rosario completamente distraído. Las invocaciones a Jesucristo que rezo todos los días con mi comunidad ¡cuántas veces las he pronunciado con la mente en otra parte! a pesar de que sean bellísimas y de una potente carga teológica y afectiva.

Errores comunes al rezar las oraciones vocales:

1. La mentalidad mágica: Creer que pronunciar las fórmulas produce un resultado automático (como un talismán).

2. El formalismo: Creer que por cumplir con una práctica de piedad, ya se hace oración. La atención se centra en la forma, en “hacerlo correctamente”; se da más importancia a la letra que se pronuncia que al espíritu con que se reza.

3. La rutina: A base de repetir una oración que uno se ha propuesto hacer todos los días, se puede caer en el escollo de hacerla inconscientemente, sin darle sentido.

Tres consejos para superar la rutina

Para superar la rutina a mí me ayuda:

1. Antes de iniciar las oraciones, tomar conciencia de lo que voy a hacer y ante quién estoy. Bastan tres segundos.

2. Llevar a la meditación lo que rezo todos los días (por ejemplo las oraciones de la mañana). Cuando se saborea en la meditación cada una de las palabras y de las frases de las oraciones, rumiándolas con calma en la presencia de Dios, se advierte que al volver a pronunciarlas cobran un mayor significado, salen de lo más profundo de la mente y el corazón; al poner más amor en lo que se dice a Jesucristo, las oraciones “dicen más”.

3. Cuando me doy cuenta de que he pronunciado una oración sin darle sentido a las palabras, sin centrar la mente en lo que digo y sin hacerlo “con todo el corazón, con toda el alma y con todas mis fuerzas” (cf. Mt 22,37 y Mc 12, 33), aplico un recurso que me ha servido mucho: detenerme y repetir la plegaria utilizando mis propias palabras, con toda espontaneidad.

¿Qué es lo que hace que una oración sea poderosa?

Lo que da valor a una oración es la fe con que se pronuncia. Con palabras o sin palabras, usando fórmulas oficiales de la liturgia y de la piedad cristiana o creando las oraciones personales espontáneamente, lo importante no son las palabras sino el espíritu con que se pronuncian. Allí tenemos el ejemplo de la oración de la cananea, cuando Jesús le dijo: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.” (Mt 15, 28)

Una oración vocal debe brotar del corazón y ser pronunciada ante Dios con fe y atención para que pueda llamarse oración y para que sea poderosa. El poder de la oración no está en pronunciar determinadas palabras con los labios, sino en hacerlo con plena conciencia y dirigiéndose con fe a Dios Nuestro Señor.

La fuerza de una oración viene no del exterior (las palabras), sino del interior (del corazón). Lo esencial está en estar y permanecer ante Dios; lo importante es la elevación espiritual del corazón humilde a Dios.

Una sola palabra, un recuerdo de Jesús o una simple mirada llena de fe, con un sincero sentimiento de adoración, vale más que centenares de rosarios pronunciados sin sentido, como si de un loro se tratara (de aquí el sentido de la foto de arriba). San Pablo decía: “Prefiero decir cinco palabras con mi mente que mil en lengua desconocida.” (1 Co 14,19)

Por lo demás, no somos nosotros los que "logramos" que una oración sea poderosa, es la gracia de Dios.

La oración de Doña Lena

Recientemente escuché una oración de las más sentidas que he oído en mi vida. Como comenté hace unas semanas, estoy construyendo una ermita con sentido de reparación al Sagrado Corazón de Jesús. Al hacer el muro de contención quise poner en él una imagen de la Virgen de Guadalupe, en lugar de dejar el muro vacío. De esa manera, la imagen de la Virgen ayudará a las campesinos a recordarla mientras van por el camino.

La mostré a Doña Lena, una ancianita que fue a saludarme y a llevarme unas tortillas. Cuando vio la imagen de la Virgen de Guadalupe, de alegría tiró la bolsa de plástico que llevaba en la mano y comenzó a dialogar con la Virgen María con una naturalidad y una autenticidad parecidas a las de Juan Diego.

Doña Lena ha alcanzado una familiaridad con María como no había visto antes. Le pregunté sobre su relación con la Virgen y me dijo: “Ella es mi Madre, me conoce mejor que nadie, cuida mi camino, sabe lo que me aprovecha y me conviene, la tengo siempre en la memoria, estoy todo el tiempo en su presencia. Le confío toda mi vida y todas mis cosas. La quiero mucho y le platico por donde quiera que vaya.”

Esta buena mujer no sabe siquiera leer, no sigue fórmulas especiales al elevar su alma a Dios y a la Virgen, pero al escucharla dialogar con María pude ver sin lugar a dudas que estaba llena del Espíritu Santo.(Cf. Ef 5,18) Oraciones así son las más poderosas.

El poder de una oración reside en el espíritu con que sea dicha.

Esta noche me propongo rezar las Completas con particular sentido de adoración y gratitud a Dios.
Autor: P Evaristo Sada LC.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Consejos para asegurar tus datos ante el posible ataque a Facebook anunciado por Anonymous que se realizara el 5 de noviembre.


Ante el posible ataque a Facebook, que según varias revistas, como páginas Web, han anunciado para el día 5 de noviembre de 2011, me gustaría advertirle y hacerle las siguientes consideraciones:

Tengan muchísimo cuidado, desde ahora hasta esa fecha, pues tal vez reciban correos electrónicos, mensajes, tal vez eventos en Facebook, en los que le pedirán una serie de datos, promediándoles que con ello quedara su cuenta totalmente blindada ante cualquier ataque que pueda producirse, en el 99,99 %  de los casos, nada más lejos de la realidad.

No den ningún dato sobre su cuenta, su perfil, u otro tipo de dato que le sea requerido, rechace siempre esas peticiones, salvo que esté plenamente seguro y conozca muy bien a la persona o entidad que se lo solicite.
Este tipo de eventos se presta a miles de abusos y robo de información, para más tarde comercializarla o lucrarse de la misma.

Yo voy a aconsejarles una serie de tareas que deberían hacer ante del citado día  cinco de Noviembre.

Punto primero:

Sobre el día uno de noviembre saque una copia de seguridad de todos los datos de Facebook, les digo sobre el día uno, pues los últimos días habrá posiblemente tal demanda que no las puedan realizar.

Para aquellas personas que no saben cómo hacer la copia les pongo los pasos a seguir.

Entre normalmente en Facebook.

Vaya a la pestaña MI CUENTA,  ábrala.

Elija la opción Configuración de la cuenta, pulse esa opción.

Mire muy bien la pantalla que la ha salido, fíjese debajo de IDIOMA, ángulo inferior izquierdo de la pantalla que está viendo, y en letras azules, podrá leer “Descarga una copia de tu información, pulse sobre las letras azules.

Vera que le aparece una nueva pantalla, le explica el contenido que traerá la copia, y en verde vera una opción que pone “Crear mi archivo”, pues pulse ahí.

Le saldrá una nueva pantalla más pequeña donde vera Crear mi archivo, o cancelar. Dele a  Crear mi archivo.

Por ultimo le saldrá una última pantalla y que en el centro de la misma podrá leer:
Recibirás un mensaje de correo electrónico cuando el archivo esté listo para descargar
Pues dele en esta pantalla a la opción  Aceptar.
La copia ha sido pedida, recibirá en la cuenta de correo que tenga dada en Facebook, un correo electrónico, con el enlace para descargarse toda su información en un archivo comprimido. Lógicamente al llegar al enlace le pedirá el nombre de usuario y la clave para entrar en Facebook, la que utiliza normalmente.

Al descomprimir este archivo creara una carpeta llamada Facebook-nombre.apellidos, dentro de esta carpeta creara una con el nombre de nombre.apellidos, ejemplo manuel.murillogarcia, entre en esa carpeta y pulse sobre el archivo index y se abrirá como si estuviera en Facebook, aparecerá fu fotografía del perfil Con su Nombre y Apellidos y todo su perfil, a la izquierda tendrá la opciones, de MURO, FOTOS, VIDEOS, NOTAS, EVENTOS y MENSAJES.
Como puede ver ya tiene toda su información en su ordenador, y es poco el espacio que ocupa.

Punto Segundo:

Ya tenemos salvaguardada nuestra información, pues bien si el ataque está previsto para el día cinco, el tres o el cuatro, quitaría del perfil cuantos más datos personales mejor, para en caso de robo de información no poder ser identificado o localizado, ya que lo único que quedaría serian Nombre y Apellidos, ante un robo o un borrado masivo de información yo siempre tendría una copia, la que antes sacamos, en mi ordenador, y podría una vez restablecido el servicio volver a cargarla nuevamente.

CONCLUSION:

Desconfié de promesas en la que le asegure que su cuenta quedara blindada, lógicamente si atacan el servidor de Facebook (Ordenador de Facebook) en donde estén sus datos, ¿quién le va a impedir que tomen o borren sus datos? ¡¡¡Nadie!!! Luego no se fie y hago verdadero hincapié, nunca den un solo dato, no se fíen de nada. La seguridad es vital en estos casos y seguro que más de uno dará algún dato que comprometerá toda su información.

El día siete si todo sigue funcionando vuelva a rellenar los datos que borro de su perfil,
Esta nota volveré a publicarla a finales de octubre, sobre el día veinticinco, pero es conveniente que hagan ya una copia a modo de ensayo, de esta manera no tendrán dificultad alguna el día que la deban hacer.

Espero haberle sido útil, un saludo Manuel Murillo

¿Dónde está lo esencial?

¿Dónde está lo esencial?
Lo esencial no se ve, ni se escucha, ni se toca. Lo esencial se esconde en cada hombre, en lo más íntimo de nuestro corazón
A veces vivimos como las plantas o los animales. Aseguramos nuestra comida y procuramos lograr una buena digestión. Evitamos el sol cuando nos quema o lo buscamos cuando hace frío. Nos apartamos de las espinas y acariciamos, con un especial gustillo en la garganta, la piel de un gato. Guardamos cosas y cosas en el armario y tiramos lo que no nos gusta a la basura. Nos levantamos con la pena de dejar la cama y nos acostamos con la inquietud de no haber hecho todo lo que hubiéramos querido. Hacemos planes para el verano, y en el verano pensamos en lo que haremos al reiniciar el trabajo o la carrera.

Entre las prisas y las angustias de todos los días, entre los olores de la cocina y los gritos de los niños, entre los ruidos de la radio y las imágenes de la computadora, nos olvidamos de lo esencial: en cada uno brilla algo divino, algo eterno.

No nacimos para pudrirnos en un despacho, ni para levantar muros con filas interminables de ladrillos. No nacimos para planchar las sábanas ni para vaciar platos de ensalada. Somos, aunque nos duelan las muelas y nos asuste la oscuridad, una chispa del amor de Dios: somos espirituales, somos eternos.

Lo esencial no se ve, ni se escucha, ni se toca. Lo esencial se esconde en cada hombre, en lo más íntimo de nuestro corazón, y nos permite pensar y amar por encima de lo cotidiano, de lo banal, de lo superfluo.

Podemos vivir mucho o poco. Podemos estar en una silla de ruedas o conducir un aeroplano. Podemos vivir con hijos y nietos o estar solos, en un barrio pobre de una ciudad miserable. Pero lo esencial sigue allí, escondido, cierto, indestructible.

A veces lo esencial se asoma cuando un esposo pide perdón, quizá sin palabras, a su esposa o a algún hijo. O cuando un niño reparte su bocadillo a un compañero, o le presta su último juego electrónico. O cuando unos padres deciden no abortar al hijo no esperado, pero que pide, con su silencio y su pequeñez, un lugarcito en casa. O cuando un hijo invierte los mejores años de su vida para cuidar a su madre que sufre por culpa del Alzheimer. O cuando una chica, con todo el futuro por delante, decide consagrarse a Dios para trabajar con los pobres, para enseñar a los niños o para levantar todos los días una oración invisible al Dios que sí ve lo esencial.

Lo esencial sigue en pie, todos los días, fuera de las pantallas de la televisión o de las crónicas de la prensa. No aparece en internet, pero está en los corazones. No se cotiza en la bolsa, pero permite que vivan y mueran los que venden y los que compran. No gana guerras, pero vence en los hospitales en donde son cuidados los heridos, sean amigos o enemigos.

El mundo sigue su camino. La luna crece y decrece con regularidad perfecta. El sol nos calienta todas las mañanas, y las nubes se pasean por el cielo con sus formas caprichosas y sus colores de tristeza o de esperanza. Lo esencial vive, más allá de las estrellas y más escondido que los tuétanos, con su libertad misteriosa, profunda, enamorada.

No se puede comprar el amor, leemos en la Biblia. Lo esencial tampoco está en venta. Cada uno lo tiene en su corazón. Y puede hacerlo crecer para el bien del universo, para tu bien y para el mío.
Autor: P. Fernando Pascual LC.