Cuando tengan dudas, cuando la vida les duela, cuando estén cansados de la
lucha, entonces miren a Cristo crucificado.
Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo...
Jn 12, 20-33
Por medio de la cruz nos vencemos a nosotros mismos y ganamos el cielo.
Servir a Cristo es seguirlo por el camino de la cruz. Esta afirmación sería
suficiente para desanimar a cualquier persona, si no fuese por el hecho de que
cosechamos fruto del árbol de la cruz. El fruto que produce es la vida
sobrenatural. Cristo nos lo explica con la imagen del grano de trigo que muere
en la tierra pero produce fruto en abundancia.
Este es el misterio de la vida cristiana, como dice Cristo: El que ama su
vida (quiere decir que no desea sacrificarse), la pierde (quiere decir que no
gana la vida eterna o el Cielo), y el que odia su vida en este mundo (aquel que
se abniega), la guardará para una vida eterna (ganará el cielo). Hay que
morir para vivir.
En Jesucristo crucificado encuentra el cristiano un compendio viviente y
orgánico de todas las virtudes que debe practicar.
Delante del espectro de la muerte Cristo se asustó. Era normal, pues Él era un
hombre con el instinto de auto-conservación. Sin embargo, aceptó la muerte más
dolorosa. ¿Cómo se explica esto?
Cristo vivió su vida, por así decirlo, con una brújula en la mano. Siempre
sabía en qué dirección ir. Nunca vemos en Cristo titubeos. Siempre caminó en la
dirección de la voluntad de su Padre: "¡Padre, líbrame de esta hora! Pero
¡si he llegado a esta hora para esto...!
Cristo concibe su vida como una lucha contra el Príncipe de las tinieblas. Él
quería arrebatar de las garras de Satanás a las almas. Sumó todo, era muy
sencillo pero muy costoso: atraer a los hombres hacia Él al contemplarlo
clavado en la cruz por amor a ellos. Cristo trata de conquistar a los hombres
con el amor, en tanto que el demonio usa la mentira y el odio.
Cuando tengan dudas, cuando la vida les duela, cuando estén cansados de la
lucha, entonces miren a Cristo crucificado, y estén seguros de que su amor es
suficiente para levantarles". "La cruz es también el misterio de
nuestra confianza y de nuestra grandeza, porque Cristo ha querido acercar a
ella nuestra pequeñez, nuestra debilidad, nuestra pobreza, nuestro dolor y
nuestras lágrimas.
Propósito
Ver la cruz como la manera de ganar el cielo.
Autor: P. Fintan Kelly