"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

domingo, 6 de agosto de 2017

Verano con Dios que no se va de vacaciones



Es bien cierto que hoy día, al menos en España donde el verano ocupa, sobre todo, los meses de julio y agosto, las vacaciones no son, ya, privilegio de tales meses sino que suele ser común que se distribuyan a lo largo del año. Sin embargo y, en general, podemos decir que ahora mismo, casi ya, el periodo vacacional por excelencia va a dar comienzo.
El 8 de julio de 2007, Benedicto XVI dijo que el tiempo de vacaciones es uno que lo es de “justo descanso” porque “Gracias al descanso recuperamos las fuerzas para el camino de nuestra vida” urgido, él mismo, con tales fuerzas y tales nuevas energías para seguir con su labor al frente de la Iglesia católica.
Las vacaciones son, pues, tiempo de descanso. Pero no pueden ser tiempo para olvidar a Dios ni para dejarlo de lado ni para hacer como si, en tales momentos, no nos mirara o mirara para otro lado. Dios, muy al contrario, nunca deja de cuidar a su descendencia, criaturas creadas por Quien podía hacerlo.
A este respecto, Fray Nelson nos ofrece estos diez útiles consejos que nos ayudan a no prescindir de Dios en las vacaciones. Son los que siguen y que no deberíamos olvidar y, en cuanto sea posible a nuestro corazón, llevar a cabo:
1.- Vive la naturaleza
En la playa, en la montaña, en la serranía, descubre la presencia de Dios. Alábale por haberla hecho tan hermosa.
2.- Vive tu nombre y condición de cristiano
No te avergüences en verano de ser cristiano. Falsearías tu identidad.
3.- Vive el domingo
En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Acude a la Eucaristía dominical. Tienes además más tiempo libre.
4.- Vive la familia
Dialoga, juega, goza con ellos sin prisas. Reza en familia. Asiste al templo también con ellos.
5.- Vive la vida
La vida es el gran don de Dios. No hagas peligrar tu propia vida y evita riesgos a la vida de los demás.
6.- Vive la amistad
Desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo, el enriquecimiento y el respecto a la dignidad sagrada de las demás personas.
7.- Vive la justicia
No esperes que todo te lo den hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respétales y respeta sus bienes.
8.- Vive la verdad
Evita la hipocresía, la mentira, la crítica, la presunción engañosa e interesada o la vanagloria.
9.- Vive la limpieza de corazón
Supera la codicia, el egoísmo y el hedonismo. Vacación no equivale a permisividad.
10.- Vive la solidaridad
No lo quieras todo para ti. Piensa en quienes no tienen vacaciones, porque ni siquiera tienen el pan de cada día. La caridad tampoco toma vacaciones.
Y, como no podemos dar comienzo unas vacaciones sin encomendarnos a Quien, en verdad, nos protege, la “Plegaria para unas vacaciones cristianas” abunda en lo, hasta aquí, dicho.

Señor Jesús, tú dijiste a tus discípulos
“venid conmigo a un lugar apartado y descansad un poco”,
te pedimos por nuestras vacaciones.

El afán de cada día multiplica nuestra vida
de quehaceres, urgencias, agobios, prisas e impaciencias.
Necesitamos el reposo y sosiego.
Necesitamos la paz y el diálogo.
Necesitamos el encuentro y la ternura.
Necesitamos la oxigenación del cuerpo y del alma.
Necesitamos descansar. Necesitamos las vacaciones.

Bendice, Señor, nuestras vacaciones.
Haz que sean tiempo fecundo para la vida de familia,
para el encuentro con nosotros mismos y con los demás,
para la brisa suave de la amistad y del diálogo,
para el ejercicio físico que siempre rejuvenece,
para la lectura que siempre enriquece
para las visitas culturales que siempre abren horizontes,
para la fiesta auténtica que llena el corazón del hombre.

Haz que nuestras vacaciones de verano sean tiempo santo
para nuestra búsqueda constante de Ti,
para el reencuentro con nuestras raíces cristianas,
para los espacios de oración y reflexión,
para compartir la fe y el testimonio,
para la práctica de tu Ley y la de tu Iglesia,
para la escucha de tu Palabra,
para participar en la mesa de tu eucaristía.

Tú vienes siempre a nosotros.
Tú siempre te haces el encontradizo.
Tus caminos buscan siempre los nuestros.
Haz que en las vacaciones de verano,
sepamos remar mar adentro y te encontremos a Ti,
el Pescador, el Pastor, el Salvador, el Hermano, el Amigo,
y encontremos a nuestros hermanos.
Juntos realizaremos la gran travesía de nuestras vidas.
En tu nombre, Señor,
también en vacaciones,
quiero estar dispuesto a remar mar adentro.
Ayúdame. Te necesito, también en vacaciones.

AMÉN.

A todas las personas que puedan leer este artículo les deseo unas provechosas y gozosas vacaciones en Cristo Nuestro Señor.
Eleuterio Fernández Guzmán. Licenciado en Derecho
Fuente: Análisis Digital



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