"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

sábado, 1 de julio de 2017

Héroes



Un hombre que ama sacrificialmente a su mujer se convertirá en un héroe para ella y para sus hijos.

Las historias de héroes nos fascinan porque resaltan la valentía que tienen algunos seres humanos para arriesgar sus vidas, rescatar, salvar o sacrificarse por otras personas. Normalmente, una persona puede tener un acto de valor como ese a favor de los niños o de sus seres más queridos. Pero otros van más allá y pueden incluso arriesgarse por salvar a otras personas sin siquiera conocerlas.
En el caso de Jesucristo, Él puso su vida por justos y pecadores, de manera voluntaria. Si bien pudo haberse negado al mandato de su Padre, no lo hizo. Decidió entregar su vida en sacrificio vivo por todos nosotros, a fin de que pudiéramos alcanzar la redención y el perdón de nuestros pecados. De modo que Cristo se constituyó en el más grande héroe de la historia. Es por eso que lo llamamos Salvador.
Por otra parte, dentro del vínculo matrimonial, el hombre es llamado a ser cabeza de la mujer y del hogar, a ser el líder, a ser la máxima autoridad. Dentro de esta posición que Dios le encargó, el hombre debe buscar la visión, la misión y la dirección de su familia, de modo que tome las decisiones correctas, no sólo para sí mismo sino para su esposa y sus hijos también. Para ello requiere de sabiduría y sujeción a Dios.
Ahora bien, con el propósito de tener el respeto de su esposa e hijos, el hombre requiere integridad, humildad, amor y dominio propio. El marido debe amar a su esposa como Cristo amó a la Iglesia, es decir, con entrega total, con amor incondicional, con firmeza y con sacrificio. Esto lo coloca en la posición de “héroe” frente a su familia. La admiración, la sujeción y el respeto por parte de su esposa serán automáticos cuando la santidad de él y su entrega hacia ella sean incuestionables.
El verdadero sentido de ser “cabeza” de familia no es simplemente dar órdenes, imponer reglas sin sentido, demandar ser atendido, ser servido sin servir, ser autoritario, tomar decisiones sin considerar a nadie más, ignorar la sabiduría de su esposa, pasar por alto los intereses de la familia o llevar a ésta a una situación donde sólo la opinión de él cuente.

Ser líder significa primordialmente ser quien guía, conducir a su esposa con delicadeza, amor y respeto hacia una forma de vida que agrade a Dios. Ser cabeza significa ser el responsable del bienestar y el destino de toda una familia, ser el principal proveedor, hacerse cargo de las situaciones y necesidades diarias de su esposa e hijos, ser el primero en servir a los demás, ser el mayor ejemplo de sacrificio, dedicación y lealtad para los demás.
Sin embargo, el hombre debe tener el deseo genuino de liderar a su familia, agradar al Señor antes que a los hombres, disponer su tiempo íntegramente, obedecer los mandamientos de Dios y esforzarse en su propia santificación. De este modo, el hombre se refina como criatura de Dios, alcanza un nivel de madurez espiritual y recibe la aprobación divina, así como el honor por parte de su familia.
Un hombre respetado es siempre un hombre primeramente amado. El respeto no surge de la imposición sino de la admiración. Un hombre que ama sacrificialmente a su mujer se convertirá en un héroe para ella y para sus hijos. Un hombre de familia es un hombre de valor, apreciado por la gente y por sus verdaderos amigos. La caballerosidad no es otra cosa que pequeños actos y detalles de sacrificio que reafirman la masculinidad, la fuerza, el señorío y la protección del hombre hacia la mujer.
La mujer necesita un compañero leal, un hombre de Dios a su lado, un hombre intachable en quien confiar, un hombre fuerte en quien apoyarse. La mujer encuentra su seguridad en un varón íntegro, dispuesto a la lucha diaria y al sacrificio necesario. Ella responderá con su vida a las demostraciones de amor de su marido, porque la mujer necesita un héroe a quien admirar, un hombre de verdad a quien amar.
Por: Maleni Grider | Fuente: www.somosrc.mx



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