"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

miércoles, 22 de junio de 2016

El amor nace en Casa




A los 18 años recibió la primera llamada de Dios a dedicarse a Él. Más tarde, en aquel viaje en tren, recibe lo que define como “una llamada dentro de la llamada”, para saciar la sed de Jesús en los más pobres entre los pobres. Ésa es su vocación. Después de solicitar los permisos correspondientes a sus superioras y a las autoridades eclesiásticas, abandona la vida en comunidad con las loretinas y se traslada a vivir entre los pobres de un barrio de Calcuta.
Ellas es consciente de que cada persona tiene una vocación, cada uno la suya, cada uno su lugar. Las que sean llamadas a servir a Dios con ella, que le respondan a Dios con libertad, afirmativamente. Y quien sea llamado a servirlo en otro lugar, también. Todos a saciar la sed de Cristo amando al prójimo, pero cada uno según su vocación.
Cuando se dirige a grupos en los que se encuentra gente muy diversa, es frecuente escucharle un grito que podríamos resumir con estas dos palabras: ¡En casa! “El amor nace en casa”; “primeros los pobres de su misma familia, después de su país, después del mundo”; “¿saben que también en nuestra casa hay pobres?”; “en sus familias, en casa, empiecen allí”; “si quieren entrar en las misiones, empiecen por las de su casa”…
Está claro que no todos deben seguir sus pasos: todos han de saciar la sed de Jesús, pero cada uno en su sitio. Por eso en 1980, cuando visita su pueblo natal y Binac, ante una multitud se refiere a algunas personas que –según ha sabido- querrían “abandonar su actividad actual, en las escuelas, en los hospitales, con los niños, para seguir nuestro ejemplo”, y les advierte: “Creo que está es la tentación más diabólica y peligrosa (…). Así que no abandonen por ningún motivo sus escuelas, las diversas actividades y a sus ricos…”
“En casa”: la familia es el primer lugar para que cada uno actúe, el ámbito privilegiado para dar verdadero amor y recibirlo, el sitio natural donde debe reinar la dignidad de la persona, el contexto donde más fácilmente descubrimos lo que es amar y ser amado. Así se entiende su apasionada catequesis en defensa de la familia y su rotunda oposición al aborto, al que considera en la raíz de tantos males de nuestra sociedad.
“A veces somos muy capaces de granjearnos las simpatías de aquellos con quienes nos encontramos por la calle, pero no siempre somos capaces de sonreír a quienes están a nuestro lado en el hogar”.
“Las personas con las que nos ponemos en contacto en nuestra casa, en el lugar de trabajo, ¿pueden verdaderamente ver a Jesús en nosotros? ¿Resplandece en nosotros la luz de Cristo? Debería ser así. Porque María está presente también en nosotros en la Santa Comunión. Y también nosotros, como Ella, debemos ir de prisa a darlo a los demás”.
Madre Teresa de Calcuta

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