Sembrando Esperanza I. Comienza con lo
que es necesario, después lo que es posible y estarás haciendo lo imposible.
Conócete, acéptate y supérate
Quien se conoce como persona, quien se conoce a sí mismo, tendrá ante sus ojos
las mil y una posibilidades de crecimiento, descubrirá con facilidad las áreas
de oportunidad para desarrollarse, será capaz de establecerse metas a alcanzar,
y sobre todo, vivir en paz consigo mismo.
Conocernos a nosotros mismos es una labor fascinante. Es una aventura hermosa.
Descubrir nuestra estructura, el por qué de nuestros comportamientos, las
necesidades que tenemos por ser personas; el conocimiento de la propia
inteligencia y de la voluntad, de la libertad y de la afectividad, de los
impulsos y tendencias naturales.
Quien se descubre como criatura de Dios, imagen y semejanza de Él, solidificará
su autoestima plenamente. Quien descubre su temperamento, iniciará, si quiere,
el fascinante camino de la formación de su propio carácter y de su
personalidad.
Quien descubre que amar es la vocación de toda persona humana, se le abre un
horizonte inmenso de posibilidades para su crecimiento. Quien conoce sus
tendencias naturales y sus impulsos instintivos, ya tendrá la posibilidad de
hacerse amo y señor de su corporeidad.
El conocimiento personal abre la puerta a la formación, a las miles de áreas de
oportunidad para el crecimiento. Quien se conoce a sí mismo, si es humilde,
podrá reconocer sus cualidades y defectos; este reconocimiento le llevará a
aceptarse tal cual es, para luego comenzar la aventura de superarse….por eso
hay que comenzar por lo necesario y fundamental.
"Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de
repente estarás haciendo lo imposible."
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se
estaban muriendo. El roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto
como el pino. Volviéndose al pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como
la vid. Y la vid se moría porque no podía florecer como la rosa. La rosa
lloraba por no ser fuerte y sólida como el roble. Entonces encontró una planta,
un clavel floreciendo y más fresco que nunca.
El rey le preguntó: ¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín
mustio y sombrío? La flor contestó: Quizás sea porque siempre supuse que cuando
me plantaste querías claveles; si hubieras querido un roble, lo habrías
plantado. En aquel momento me dije: Intentaré ser clavel de la mejor manera que
pueda, y heme aquí, el más hermoso y bello clavel de tu jardín."
Somos esto que somos. Vivimos marchitándonos: en nuestras propias
insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás... si yo
fuera, si yo tuviera, si mi vida fuera..., siempre conjugando el futuro
incierto en vez del presente concreto, empecinados en no querer ver, que la
felicidad es un estado subjetivo y voluntario.
Podemos elegir hoy estar felices con lo que somos, con lo que tenemos, o vivir
amargados por lo que no tenemos o no podemos ser. Sólo podremos florecer el día
que aceptemos que somos lo que somos, que somos únicos y que nadie puede hacer
lo que nosotros vinimos a hacer.
Quien se conoce a sí mismo, posee una gran arma: saber quién
es, su fisonomía moral, psicológica, afectiva, e incluso física; entonces,
podrá planear serena y confiadamente un plan personal para su crecimiento como
persona.
Quien se acepta tal cual es, ya inició su camino de
perfección, de crecimiento, pues ya sabe y acepta lo que tiene naturalmente, su
base humana para crecer. ¡Acéptate tal cual eres! Con todas tus grandezas y tus
flaquezas, tus cualidades y tus debilidades, tus aciertos y tus errores, tus
triunfos y tus derrotas.
Quien se supera, quien se esfuerza por ser mejor, quien lucha por
su crecimiento personal, podrá amar mejor a los demás, servirlos mejor,
acelerará su camino a la madurez personal, será más dueño de sí mismo, será más
grato a Dios.
"Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de
repente estarás haciendo lo imposible."
Por: P. Dennis Doren L.C
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