Tu vida interior te da la fuerza que necesitas para convertir tu vida en
una vasija útil.
A todos nosotros nos toca aguantar los golpes de la vida. ¿Quién de nosotros no
ha tenido que sufrir desencantos, decepciones, tristezas e infortunios?, y al
mismo tiempo ¿quién de nosotros no ha experimentado el amor, la fuerza de la
oración, la gracia de Dios que actúa en nuestra vida?
A lo largo de la historia ha habido un utensilio muy importante: las vasijas;
sí, las vasijas de barro, aquellas que han sido moldeadas por las manos humanas
y que tan necesarias se convirtieron en siglos pasados. Te comparto esta breve
reflexión para que entiendas tu vida desde esta perspectiva.
Las vasijas de barro, de todas formas y tamaños, eran utensilios valiosos en
los hogares de la antigüedad. Nuestros antepasados usaban grandes tinajas para
almacenar agua y aceite; empleaban cántaros para acarrear agua y frascos de
terracota para guardar perfumes.
Las vasijas de barro, para almacenamiento, se llenaban de granos y otros
alimentos. Las amas de casa usaban cazuelas de barro para cocinar. En las
comidas, usaban utensilios de barro como platos y tazones; en la noche,
iluminaban las casas con lámparas de barro.
Los alfareros que fabricaban estos utensilios tan necesarios eran parte muy
importante de la economía de los antiguos pueblos y ciudades.
Un alfarero, en un momento de inspiración, describió así su artesanía:
Mis dos manos dieron forma a esta vasija. Y el lugar en el que se forma en
realidad es uno de tensión entre la presión aplicada en el exterior y la
presión de la mano del interior; es un verdadero arte manejar ambas manos,
mientras una presiona, la otra va moldeando con suavidad y cariño. Así ha sido
mi vida. Tristeza, muerte e infortunio, amistad y todas las cosas que me han
sucedido que ni siquiera elegí. Todas influyeron en mi vida. Son las manos que
me han ido formando por fuera y hacen que hoy sean parte de lo que soy. Sin
embargo, hay cosas que creo que tengo dentro de mí: mi fe en Dios y el cariño y
respeto de algunos amigos que actuaron en mí. Mi vida, al igual que esta
vasija, es el resultado de lo que ocurrió en el exterior y de lo que sucede en
el interior de mi vida. La vida, como esta vasija, se forma en lugares de
tensión.
A lo largo del día quizá nos sintamos regulados por las tensiones y demandas de
los demás, abrumados por las responsabilidades y presionados por los retos que
nos acosan desde el exterior. Sin fortaleza de espíritu en nuestro interior,
sin esos momentos de fe, de oración, de esperanza, esas dificultades nos
llevarán al derrumbe, porque la tensión externa es muy fuerte.
Recuerda: tu vida interior te da las fuerzas que necesitas para convertir tu
vida en una vasija útil, grata a los ojos del alfarero y gratas a los ojos de
los que la utilizan. Así es, estamos llamados a que a través de nosotros se
haga el bien, se viva en la verdad y se trasmita el amor, hoy es tu
oportunidad. Por eso, no nos desanimemos: pues aunque por fuera nos vamos
deteriorando, por dentro nos renovamos día a día (2 Corintios 4:16)
Autor: P. Dennis Doren LC
No hay comentarios:
Publicar un comentario