"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

martes, 19 de agosto de 2014

A mi amigo Pedro Casquero, al cumplir “Un año de su muerte.”

Sin que casi nos hallamos dado cuenta, se ha ido un año de la muerte de mi gran amigo Pedro Casquero, aquel fatídico veinticinco de agosto de 2013.
A la amistad, se le pueden poner cuantas comas deseemos, pero jamás un punto y final, si es que de una verdadera amistad se trata, como era para mí la de Pedro Casquero.
En el caso de este gran amigo, solamente nombrarlo, “Pedro Casquero” y vuelve uno a ver como penden de él la cantidad de virtudes que este aglutinaba, que eran muchas y muy grandes, ya las mencione en las cartas que a su muerte le escribí y si quieren recordarlas aquí tienen un enlace que les llevara a una de ellas.

O esta otra

Pero ya todo es historia, como historia fue su ejemplar vida, en todas sus facetas, como hijo, esposo, padre, abuelo y en mi caso gran amigo.

Es también ya historia el comportamiento de muchos amigos y sobre todo de la institución a quien tanto dio, Servicio Extremeño de Salud, que se limitó a encargar una Santa Misa, para asistir luego no más de un par de directivos a la citada ceremonia.

Creo, que a mi entender, Pedro Casquero, era merecedor con creces, de alguna Distinción Especial, por parte del Servicio Extremeño de Salud, o al menos a nivel de Complejo Hospitalario Infanta Cristina, pero nada de nada, estos políticos son insensibles a todo, y los empleados de estas instituciones solo hemos sido objetos de usar y tirar como si de algo material se tratara.

No voy a hacer aquí una recopilación de sus méritos como profesional, por dos razones, una que me tendría que extender demasiado y otra porque los que tuvimos el honor de ser compañero y amigo, las conocemos de sobra, al igual que conocemos sus méritos personales, pero como digo, los directivos de la Institución a la que tanto dio, parece y demuestran, no haberse enterado de nada, o no han sabido valorarlo, ya que a Pedro le gusto y se distinguió, por querer pasar siempre desapercibido, lo que le da aún más valor a todo cuanto hizo.

Pero para quien tuvo la gran suerte y el gran honor de haber sido su compañero y amigo, creo que la mayor distinción que puede uno hacerle, es colocarle una medalla en la que irían grabado los nombres de tantas y tantas personas a las que ayudo, sin escatimar esfuerzo.

Lógicamente para dar cabida a tantas y tantas personas, la medalla tendría que ser de dimensiones  gigantescas, pero solo es, la que el con su buen hacer y gran ejemplo se ha ganado.

Se, amigo Pedro, que estarás gozando de la presencia de Dios, pues solo te pido, que desde arriba, sigas ayudando como lo hacías aquí, será la única forma de que todos seamos algo mejor. Tus huellas, serán siempre imborrables.

Solo me resta, mirando hacia arriba, enviarte un gran abrazo y decirte: ¡¡Pedro, seguimos siendo amigos!!
Manuel Murillo Garcia.

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