Quizá tú no veas cuál es el propósito de Dios para tu vida, pero puedes
confiar que te está preparando para alcanzarlo.
Dios siempre saca de un
mal un bien, solo basta tener el corazón abierto, cultivar la fe y la
esperanza; Dios sabe perfectamente lo que quiere con cada uno de nosotros, a
nosotros nos toca confiar, esperar, tener paciencia, con la certeza que en
algún momento ese enigma tan grande por el que pasamos se va a aclarar. No te
desanimes, no pierdas la confianza en tu Padre Dios, tú confía y prepárate para
la gran aventura de tu vida, mientras mejor estés preparado con las virtudes
humanas y teologales, en esa medida, atravesarás el gran océano de tu vida.
Intentar algo nuevo quizá sea aterrador y hasta peligroso, por eso es mucho más
inteligente aceptar un riesgo calculado, que un paso imprudente.
Charles Lindbergh se metió en un riesgo calculado cuando decidió cruzar el
Atlántico solo con un monoplano de un solo motos. ¿Tenía Lindbergh temor? Sin
duda podía haberlo tenido si no hubiera volado antes, o si hubiera ignorado
todo sobre aviones.
Si no hubiera confiado en el constructor de su avión, ni en sus mecánicos,
también habría tenido una buena razón para estar preocupado. Y si hubiera
decidido hacer el viaje por capricho, sin planificación anticipada, sin duda
alguna los demás habrían pensado que era imprudente.
No obstante, ninguno de estos factores se dieron en el caso de Lindbergh. Era
un piloto y mecánico experimentado que dedicó meses a supervisar en persona la
construcción de su avión; participó en la planificación de cada detalle de este
vuelo histórico. El resultado final fue un vuelo seguro que terminó antes de lo
previsto y con gasolina en el depósito.
En gran medida, el afortunado Lindbergh formó su propia suerte.
Asimismo, los grandes momentos espirituales se basan casi siempre en la
preparación anticipada. Moisés creció en la corte del faraón, desconociendo que
lo preparaban para el día en que le pediría al faraón que dejara salir a su
pueblo de Egipto.
Daniel era un hombre de oración muchos años antes de que el rey firmara el
decreto prohibiendo la oración. La violación de la ley llevó a Daniel al foso
de los leones, donde se respondieron sus oraciones pidiendo protección.
David pertenecía a la corte del rey Saúl y se casó con su hija; esto fue parte
de su preparación para sentarse un día en el trono. Los años que pasó en el
desierto lo prepararon en lo espiritual para confiar en Dios, y solo en Dios,
de modo que le preservara, protegiera y ayudara a gobernar un imperio. La misma
Ester se preparó durante un año antes de ganar el "concurso" de
reina.
José el soñador, después de haber sido vendido por sus hermanos, de haber
sufrido la traición, el abandono, se convirtió en el ministro del faraón,
recibió a sus hermanos en momentos en que Canaán pasaba carestía, y los terminó
perdonando y con la siguiente reflexión que solo un hombre lleno del Espíritu
de Dios, puede concluir:
Soy yo su hermano José, a quien ustedes vendieron a los egipcios. Pero no se
asusten ni se aflijan por haberme vendido, pues Dios me mandó a Egipto antes
que a ustedes para salvarles la vida, un hombre de corazón grande que supo
entender los designios de Dios
Quizá tú no veas con claridad cuál es el propósito de Dios para tu vida,
pero puedes confiar en que te está preparando para alcanzarlo. Él no
desaprovecha ningún momento de tu vida, sabe sacar del mal muchos bienes, así
que haz que cada relación y experiencia cuenten hoy, ¡a sabiendas de que el
Señor te está preparando para un futuro mejor! ¿Lo crees?
Autor: P. Dennis Doren LC
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