"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

lunes, 30 de abril de 2012

Desde el no hacia el sí

Necesito romper con esas negativas que me aprisionan a lo fácil, a lo cómodo, al egoísmo, que me encadenan al respeto humano y al miedo.
Dije no porque quería evitarme problemas y mantener la tranquilidad que hasta ahora me envolvía.

Dije no porque prefería salir de paseo en vez de ponerme en serio ayudar a quien lo necesitaba.

Dije no porque temía un fracaso, para no quedar nuevamente en ridículo ante esa persona conocida por sus críticas envenenadas.

Dije no porque la pereza fue más fuerte en mi jornada que el cariño que debería ofrecer a un familiar o un amigo.

Dije no incluso a Dios, porque la tentación se me hizo muy fácil y porque pensé que la gracia no me ayudaría.

Pero necesito romper con esas negativas que me aprisionan a lo fácil, a lo cómodo, al egoísmo, al pecado; que me encadenan al respeto humano, al miedo, al recuerdo de tantos fracasos del pasado.

Necesito, sobre todo, abrirme al horizonte del amor, de la fe, de la esperanza. Porque con Cristo hasta un criminal puede empezar a ser santo, un borracho puede superar su dependencia casi enfermiza, un cobarde puede revestirse de valor, un soberbio puede agachar la cabeza como un manso cordero ante el Hijo del Hombre que supo morir mansamente en el Calvario.

Hoy tengo entre mis manos unas horas en las que decido mi destino. Si me abro a Dios, si me dejo guiar por su gracia, si confío, seré capaz de dar un sí, y otro, y otro, para ayudar, para perdonar, para acompañar, para cuidar, para servir, para amar.

Aprenderé, entonces, a vivir como el Señor, que supo siempre dar un sí lleno de Amor al Padre y a los hombres. "Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús (...) no fue sí y no; en él no hubo más que sí" (2Co 1,19).
Autor: P. Fernando Pascual LC.

domingo, 29 de abril de 2012

El atardecer de la vida

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va.
El sol se despedía del Imperio Tré. El vasallo caminaba junto a la anciana del molino amarillo. Iban conversando sobre la vida.
- ¿Qué cosa es lo que más te gusta de la vida, anciana?

La viejecilla del molino amarillo se entretenía en lanzar los ojos hacia el ocaso.
- Los atardeceres -respondió.

El vasallo preguntó, confundido:
- ¿No te gustan más los amaneceres? Mira que no he visto cosa más hermosa que el nacimiento del sol allá, detrás de las verdes colinas de Tré.
Y reafirmándose, exclamó:
- ¿Sabes? Yo prefiero los amaneceres.

La anciana dejó sobre el piso la canastilla de espigas que sus arrugadas manos llevaban. Dirigiéndose hacia el vasallo, con tono de voz dulce y conciliador, dijo:
- Los amaneceres son bellos, sí. Pero las puestas de sol me dicen más. Son momentos en los que me gusta reflexionar y pensar mucho. Son momentos que me dicen cosas de mí misma.
- ¿Cosas? ¿De ti misma...? - inquirió el vasallo. No sabía a qué se refería la viejecilla con aquella frase.

Antes de cerrar la puerta del molino amarillo, la anciana añadió:
- Claro. La vida es como un amanecer para los jóvenes como tú. Para los ancianos, como yo, es un bello atardecer. Lo que al inicio el precioso, al final llega a ser plenamente hermoso. Por eso prefiero los atardeceres... - ¡mira!

La anciana apuntó con su mano hacia el horizonte. El sol se ocultó y un cálido color rosado se extendió por todo el cielo del Imperio Tré. El vasallo guardó silencio. Quedó absorto ante tanta belleza.

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloreé con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

sábado, 28 de abril de 2012

Su nombre: María

¿Cómo responde María a nuestro saludo, cuando pronunciamos su Nombre? ¡Con qué ojos y con qué sonrisa que nos debe mirar!
María, cuyo Nombre cantan los cielos y la tierra, ¡bendita seas!...
¡Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre!...

¿Por qué tributamos alabanzas tan especiales al Nombre de María? ¿Por qué el Nombre de María nos dice tanto? ¿Por qué repetimos sin más, sola ella, la palabra ¡MARIA!...
Hemos oído tantas veces el Evangelio de la Anunciación en las Misas de la Virgen, que nos sabemos más que de memoria estas palabras: Y la Virgen se llamaba María.

El nombre de MARIA, junto con el Nombre adorable de Jesús, es lo más entrañable que tenemos metido en nuestras almas. ¿Será preciso desatarnos ahora en alabanzas al Nombre de María?
Porque podríamos hacerlo con el romanticismo cariñoso de años atrás, cuando tenía éxito seguro el canto con una letra como ésta:
Es más dulce tu nombre, María, que el arrullo de tierna paloma, es más suave que el plácido aroma que en su cáliz encierra la flor...

Y muchos cantos por el estilo, hoy pasados totalmente de moda, y que casi nos excitan un poquito la hilaridad y nos arrancan una sonrisa compasiva con los soñadores de años atrás...

Nosotros, sin dejar los encantos de una piedad mariana así de soñadora y tierna, lo miramos desde otra perspectiva, y nos preguntamos: ¿Qué significa para María su nombre? ¿Qué significa, sobre todo, para nosotros?..

Dejemos a los estudiosos de la Biblia que se entretengan desentrañando las raíces de un nombre tan hermoso. María, como ya se llamó la hermana de Moisés, era un nombre muy común de mujer en Israel cuando los tiempos de Jesús. Y nos dicen los filólogos que puede significar hermosa, señora, princesa, excelsa, encumbrada, y no sé cuántas cosas más, a cada cual más bella y sugerente...

A poco que leamos la Biblia, sabemos que cuando Dios elegía a uno para una misión especial, Dios le escogía el nombre o le cambiaba el que ya tenía. Valga por todos los casos el de Simón. Jesús lo mira de hito en hito, y le dice:

Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca yo edificaré mi Iglesia.

María venía al mundo con la misión más alta, como era el ser La Madre de Dios, y, sin embargo, ni escoge ni le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que le pusieron sus padres.

Ni tan siquiera ha triunfado el nombre aunque haya triunfado la realidad con que le llamó el Angel: La Agraciada, La Llena de Gracia, la colmada con todos los dones y gracias de Dios...

¿Pero, qué ha hecho la piedad cristiana? Le ha dado tantos nombres a la Virgen, que ya no sabemos ni con cuál llamarla.

Y la llamamos con el nombre de los misterios de su vida: Inmaculada, Concepción, Natividad, Purificación, Presentación, Anunciación, Encarnación, Soledad, Dolores, Asunción...

Y la llamamos con el nombe de sus advocaciones: Carmen, Mercedes, Rosario, Socorro, Patrocinio, Auxiliadora, Con-suelo...

Y la llamamos con el nombre de sus santuarios y apariciones: Loreto, Lourdes, Fátima, Pilar, Guadalupe, Montserrat, Luján, Aparecida, Begoña, Nuria...

Y sigamos y sigamos contando, porque la llamamos también con nombres locales nuestros, tan queridos: Marielos, Suyapa, María Paz...Y cada una de nuestras Repúblicas nos dictaría una lista bien interesante.

Todos ellos son el mismo Nombre de María, pero desdoblado, como la luz en el prisma, tal como lo siente y vive nuestra devoción a la Madre de Dios y Madre nuestra.

Más importante es, sin embargo, la invocación constante que hacemos del Nombre de María.

Las veces que la llamamos con gritos del corazón.
Las veces que nos dirigimos a Ella, diciéndole sólo ¡MARIA! Que unas veces es un grito de júbilo. O un grito de amor. O un grito de auxilio.

Porque ¡María! es un grito que se acomoda a todos los sentimientos de nuestro corazón y a todas las situaciones de nuestra vida.
¿Cómo responde María a nuestro saludo, cuando pronunciamos su Nombre? Nadie nos lo ha dicho, pero no necesitamos mucha imaginación para suponerlo... ¡Con qué ojos y con qué sonrisa que nos debe mirar! ¡Con qué cariño que se debe volcar sobre nosotros!...

Como lo hiciera un día con San Bernardo, el monje que pasa como el mayor devoto de María. Cuando caminaba por los claustros de su monasterio, al pasar delante de una imagen de la Virgen le inclinaba la cabeza y la saludaba: ¡Salve, María!. Y así siempre. Hasta que un día ve cómo la imagen se anima, y responde muy educada al saludo: ¡Salve, Bernardo!...

Valdría la pena seguir, ¿verdad?... Pues, aquí nos vamos a quedar hoy. Dándole a Ella el gusto de recordarle su Nombre: y el nombre de la Virgen era María.
Aquí nos quedamos, saboreando la miel que destila en nuestra boca el dulce Nombre de María. Y afinamos el oído, a ver si oímos su respuesta, y nos contesta también: ¡Salve, Chelita! ¡Salve, Javier! ¡Salve, Manolo! ¡Salve, Lineth!....
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano.

viernes, 27 de abril de 2012

La soledad compañera de la vida

La soledad está en nuestras vidas, pero hay que saber amarla. Nos llevará al encuentro con Dios que llenará nuestras vidas porque El es todo amor.

La soledad es un sentimiento que nos llena el alma de un silencio frío y oscuro si no la sabemos encauzar. Hay rostros surcados de arrugas, de piel marchita, de labios sin frescura, de ojos empequeñecidos, turbios y apagados que nos hablan por si solos de la soledad. Si sus voces nos llegaran nos dirían de su cansancio, de su miedo, pero sobre todo de su soledad....

Pero no hace falta que seamos ancianos para que en la vida nos acompañe la soledad.

La soledad del sacerdote, aún los más jóvenes, con sus votos de obediencia, pobreza y castidad, pero a veces es más dura la soledad de su propio corazón, que aunque ayudado por la Gracia de Dios no deja de ser humano. Tienen que consolar a los seres que llegan hasta ellos con sus penas, con sus problemas pero su corazón no puede aferrarse a ninguna criatura de la tierra y a veces se sienten solos, muy solos, tan solo acompañados de una gran soledad

La soledad en la adolescencia, duele profundamente por nueva, por incomprensible...Los padres se están divorciando, se quiere a los dos, se necesita a los dos, pero para ellos parece que no existe ese ser que no acaba de comprender y que está muy solo. Ellos tienen sus pleitos, su mal humor. La mamá siempre llorando, el papá alzando la voz... para él nada... tal vez sientan hasta que haya nacido. Si se divorcian será un problema ¿Qué será de él?¡Qué gran soledad, qué amarga soledad!

Las monjas misioneras, los misioneros, lejos de sus seres queridos y en tierras extrañas.

Y la soledad en algunos matrimonios, esa soledad que ahoga, que asfixia...que como dice el poeta: "es más grande la soledad de dos en compañía". El hombre de grandes negocios, empresario importante, magnate en la sociedad que parece que lo tiene todo pero que en el fondo vive una gran soledad.

La soledad de las grandes luminarias siempre rodeadas de personas y siempre solas... Las esposas de los pilotos, de los marinos, de los médicos, saben de una gran soledad y ellos a su vez, en medio del cumplimiento del deber, también están solos. La soledad de las personas que han perdido al compañero o compañera de su vida, ese quedarse como partido en dos porque falta la otra mitad, ese no saber cómo vivir esas horas, ahora tan vacías, tan tristes, tan solas...

Si no convertimos esa soledad en compañía para otros seres quizá, más solos aún que nosotros mismos, si no llenamos ese vacío y esas horas con el fuego de nuestro amor para los que nos rodean y nos necesitan, esa soledad acabará por aniquilarnos, ahogándonos en el pozo de las más profunda depresión.

En realidad todos los seres humanos estamos solos. La soledad está en nuestras vidas pero hay que saber amarla. Si le tenemos miedo, si no la amamos y no aprendemos a vivir con ella, ella nos destruirá. Si le sabemos dar su verdadero sentido, ella nos enriquecerá y será la compañera perfecta para nuestro espíritu. Con ella podremos entrar en nuestra alma, con ella podremos hablar con nuestros más íntimos sentimientos.

Ella nos ayudará, ella, la soledad bien amada y deseada a veces, nos llevará al encuentro de nuestra propia identidad y luego al mejor conocimiento de Dios, que llenará nuestras vidas porque El es todo amor.
Autor: Ma Esther De Ariño.

jueves, 26 de abril de 2012

LA EXISTENCIA DE DIOS ME AFECTA


            Recientemente, un amigo de facebook afirmaba que Dios sólo existe en la mente de los creyentes, actitud  comprensible por factores muy variados, que ahora no trataré. Voy a ocuparme solamente de dos dificultades enfrentadas a la existencia del Ser Supremo: admitir la realidad de la creación en un mundo cuya ciencia camina, en parte,  por el sendero del evolucionismo absoluto, y aceptar la existencia de un Dios que permite tantos males padecidos por inocentes. Nadie piense que tengo una secreta solución para esos problemas. Sólo un par de pinceladas por si ayudan a pensar.
            Con respecto al asunto de la creación se puede afirmar con Ratzinger ("Creación y pecado") que esta posibilidad es contemplada, incluso desde los resultados científicos, como la "hipótesis" que aclara más y mejor las diversas teorías existentes. La fe es racional en el sentido de no opuesta a la razón. Desde cuatrocientos años antes de Cristo (Aristóteles) sigue siendo válido que el origen del universo no está en la casualidad. La razón de la Creación procede de la Razón de Dios. No hay otra respuesta válida. La verdadera Ilustración es la Razón de Dios que ha entregado el universo a la razón del hombre, no a su explotación.
            Creer -y empleo deliberadamente el término- en una creación de la nada desde la nada y, luego, en una pura evolución y selección natural de las especies -acaecida por azar- es más difícil y menos razonable que creer en un Dios creador. Ex nihilo, nihil (de la nada, nada), decían los clásicos y lo dice el sentido común. En cuanto a la evolución, no hay duda de que la ha habido y la hay, pero toda por pura casualidad, no. La probabilidad matemática de que existiera por azar la más mínima forma de vida es prácticamente cero. ¿Qué decir de los millones de formas de vida y particularmente del ser racional?
           Si la modernidad, ha escrito Alejandro Llano ("En busca de la trascendencia"), implica ante todo racionalidad, no hay nada más acorde con los tiempos nuevos que tensar al máximo la capacidad racional y no aceptar mansamente la orden que imponga la prohibición de pensar. Así como en teoría de juegos hay una sola instrucción necesaria -"se juega"- así en la actitud humana ante las realidades fundamentales hay una única regla que nunca se debe transgredir: "se piensa". Necesitamos reflexionar sin dejar todo el campo a las matemáticas o la ciencia experimental, aportes de valiosos descubrimientos, pero incapaces de explicar el sentido de lo que sucede.
            Muchas veces nos preguntamos por el sufrimiento de los inocentes. Para comenzar, habría que descontar a Dios los muchos dolores ocasionados por la libertad humana, ésa que cuando nos conviene deseamos sin control alguno para preguntarnos de seguido cómo la permite Dios. Por decirlo con palabras de Cornelio Fabro, el hombre es el riesgo de Dios. Restaría el misterio del mal, que Dios no causa nunca, pero que descubrimos como inherente a la condición humana, limitada y débil, capaz de errores y de horrores; y también preparada para un sufrimiento al que no podemos dar explicación total, pero al que sólo Dios puede dar sentido. Esclarecer  todo lo que sucede no le es dado al hombre, pero tampoco hemos de permanecer en el raquitismo del relativista, negador de la verdad que nos trasciende y de darle algún alcance.
            Por decirlo de otro modo: no es Dios quien ha de rendir cuentas emplazado por la sospecha; debe hacerlo el hombre, para hallar también en el Creador el sentido del dolor, porque únicamente Él puede darnos una plenitud que ni siquiera podemos vislumbrar ahora. No es Dios una especie de chico para todo, ni un seguro de vida considerado bajo una visión utilitarista. Un Dios arréglalo-todo no es el Dios que nos ha creado inteligentes y libres, que nos llama a un esplendor desconocido, que es infinitamente todo, pero que está en medio de nosotros. La mente del hombre es fruto de Dios y no al contrario. Si la mente del hombre necesitase crear a Dios, no podría hacerlo, pero si Dios no nos hubiera dotado de razón, no podríamos dudar de Él.
            Quizá una clave de nuestra actitud ante Dios -la idea también es de Llano- es la autonomía del hombre, banderín de enganche de la modernidad. Y bien podríamos decir con el brillante filósofo que la fuente vital de mi autonomía, de mi libertad radical, es inseparablemente el manantial que fecunda la búsqueda de una trascendencia siempre perseguida y nunca totalmente alcanzada. En último término, no hay contraposición, sino armonía entre inmanencia y trascendencia, autonomía y vinculación, soltura y entrañamiento. En lugar de concebir mi vida como una dialéctica de contrarios, me empeño en entenderla como un dinamismo de conciliación.
            Como no son mías, puedo afirmar que ahí quedan algunas ideas para recuperar a Dios en la sociedad, dar sentido a nuestras vidas y recobrar ley natural y naturaleza. Todo muy necesario para el cambio radical que la actual sociedad necesita y que buscamos vanamente en las primas de riesgo, las leyes o el mercado.
Autor: Pablo Cabellos Llorente

PROGRESISMO ABIERTO

            A primera vista, las dos palabras del título parecen tautológicas porque, a priori,  entendemos que todo progresismo es abierto. Indudablemente progreso es algo que avanza. Pero le pueden surgir al paso dos enemigos: su mal empleo o un etiquetado de  lo regresivo como adelanto.
            En febrero, mi amigo Pedro Ortiz entrevistaba para LP a mi también amigo Jesús Ballesteros, catedrático de Filosofía del Derecho de la UV. En el diálogo -que versaba sobre la crisis actual-, el profesor mostraba dos sucesos aparentemente distantes -el mayo francés y la ingeniería financiera- como partes causales importantes de nuestra crisis. ¿Qué tienen en común esos dos hechos tan distintos? Adelantemos que la creación de un ambiente en el que no se practica algo tan elemental como el "trata a los demás como quisieras que te traten a ti", justamente  su amoralidad.
            El Mayo francés de 1968, comenta Ballesteros, tuvo una lectura inicial muy positiva como la petición de mayor democracia y participación política y económica. Algo que tal vez sigue pendiente. Mas aquella rebelión hizo triunfar el goce, el todo está permitido, el principio del placer sobre el principio de realidad. Todo eso parece agravarse en estos últimos años por la fuerza de un pensamiento de fácil imposición porque, en la teoría y en la práctica, mueve a la ley del mínimo esfuerzo para el máximo deleite, al menos tal cual algunos entienden esa complacencia. "haz el amor y no la guerra", meta que parece bella, pero ese amor fenece siendo basura. Allí está el humus en el que crece el relativismo, un hedonismo calificado de extravagante (los hippies), el socavamiento de la ética del trabajo, la mirada hacia los demás como objetos...
            El otro evento reseñado en la entrevista parece de signo contrario porque se trata de la flotación del dólar, asunto procedente de la era Nixon, en el que sitúa de modo práctico la especulación pura y dura que padecemos. Afirma que  el inversor prestaba su dinero con vistas a la creación de riqueza, pero ahora lo importante es hacerse rico sin crear riqueza.
            Más recientemente, he asistido a una brillante conferencia del también profesor de Filosofía -en este caso del CEU- Higinio Marín. Estaba organizada por el IESE y casi todos los asistentes eran empresarios. Si entendí bien, su tesis básica sostuvo que se han creado la ciencia política y la económica, con el postulado de su autonomía respecto a cualquier ética. Ambas han venido fraguándose hace muchos años. Situaba el inicio de ese modo de asumir la ciencia política en "El Príncipe" de Maquiavelo, y poco después llegaba la economía sin ética. Todavía Maquiavelo no es puro pragmatismo porque habla de la importancia de la virtud, pero después de aceptar la política como algo basado en lo que, según él, son la naturaleza y las pasiones humanas: maldad, volubilidad, ingratitud, ambición y envidia.
            Como puede observarse, los extremos se tocan: el marxismo latente en el mayo de Francia -y una cierta forma de anarquismo: aquel "prohibido prohibir", que suena bien- y el liberalismo, o capitalismo extremo que, al estilo de Rousseau,   creyó al hombre tan bueno, que lo hizo peor. El cristianismo cree en el hombre -pero caído y redimido-; marxismo y liberalismo total creyeron sólo en el sistema. Y ambos han fracasado. Por otro lado, los dos hechos históricos citados tienen en común el telón de fondo de la política, una actitud y una ciencia que, sin ninguna referencia más alta, se transforma en un explosivo de potencia increíble. ¿Por qué nos quejamos de políticos y financieros si, de un modo u otro, les estamos pidiendo que mientan por haber caído en la trampa de no admitir ninguna verdad ética por encima de los hombres, las ciencias y los sistemas? ¿Cómo podemos llamar ladrón a quien ha seguido las reglas del sistema? ¿Cómo podemos lamentarnos mientras juagamos a lo políticamente correcto como si fuera, al menos por un tiempo, la "verdad" en la que navegamos?
            Los herederos del Mayo francés forman asimismo el cortejo de creadores de esta encrucijada por los frutos citados, que también constituyen  una explicación de lo que nos pasa. ¿No formamos todos parte de una generación que ha cambiado conciencia por subjetividad y Dios por mayorías parlamentarias? La subjetividad y las mayorías están ahí y son necesarias, pero dan lo que dan. ¿No somos cada uno un pequeño dios que capitidisminuye al verdadero, lo crea a medida de  sus ocurrencias o modas, lo niega o lo ignora, sin valorar el daño causado al hombre? Si no buscamos la incongruencia, requeriríamos un lugar en el que anclarnos, un asomo de perennidad donde asirse.
            Tampoco la persona humana singular se explica por sí misma. De hecho, esas ciencias cerradas a algo superior como un postulado ineludible, no son sino resultado de un hombre autónomo, un ser que se cree independiente. Seguramente el secreto está en amar, en excederse, como decía el profesor Marín.  Ese amor es apertura, una salida del yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí, como trató amplia y magistralmente Benedicto XVI en "Deus caritas est".
Autor: Pablo Cabellos Llorente.

RESURRECCIÓN

             Resurrección es palabra grandiosa y sencilla, amable y sobrecogedora porque podemos emplearla como la expresión del muerto que vuelve a la vida, pero también sirve para manifestar la recuperación de un enfermo, para enunciar la conversión de un pecador,  el regreso al hogar de quien lo abandonó,  el renacimiento de un determinado arte, la recuperación de un paisaje deteriorado o la restauración de un idioma perdido.
            Ahora es bien fácil hacer presente la necesidad de resucitar económicamente porque, según un montón de datos, estamos como muertos en ese terreno. Y si pensamos en las causas de esa crisis, veremos con facilidad que es cada país, cada región, cada persona en definitiva quienes necesitamos resucitar. Es necesario que el hombre mendaz y avaricioso -cada uno mire a sí mismo-, provocador de la angustia que padecemos, resucite, cambie de tal modo que se quede como nuevo. Lo curioso es que, sea personal o colectivamente, con frecuencia consideramos que la reanimación ha de hacerla otro y, desde luego, sin que yo sufra. Mal camino.
            Puede parecer irreverente que, cuando conmemoramos la Resurrección de Cristo, un cura comience un artículo de esta manera. Creo que no, porque Jesús resucitado es el alivio que necesitamos, más aún: el cimiento sobre el que volver a edificar unas vidas casi muertas. San León Magno decía en un sermón sobre la Pasión que no se encuentra vestigio alguno de bondad en el corazón del que la avaricia ha hecho su morada. Y es muy difícil abandonar la codicia sin un motivo fuerte. Ese motivo puede ser para muchos el Resucitado que da sentido a la vida, a toda la vida, previo examen de conciencia y consiguiente arrepentimiento, pues sin ellos nos convertimos en esos personajes famosos que jamás tienen nada que rectificar. Mal camino.
            Me atrevería a decir que la valentía de clavar los ojos en el Cristo muerto y glorioso es la senda más segura para salir de esta situación, que es un problema del hombre mismo. Quien no se arrepiente de verdad, no ama de veras, y las crisis cuya causa es el egoísmo sólo las resuelve el amor, la donación, la generosidad, justo lo contrario de lo que nos ha conducido al estado que lamentamos. San Agustín dijo algo que sirve para creyentes y no creyentes, y también para referirlo a cualquier asunto: al comentar las palabras de un conocido salmo -"Oh, Dios, crea en mí un corazón puro"-, añade que para que sea creado este corazón puro, hay que quebrantar antes el impuro.
            Sólo así se resucita verdaderamente, cuando se muere a lo que va mal. Si siempre  el muerto es el vecino, no habrá resurrección, por no mirar lo más intrínseco de mí:  el propio corazón, que siendo lo más íntimo y familiar, también puede ser el peor enemigo. Dijo Cristo que del corazón proceden los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las blasfemias. Supongo que no trató de ser exhaustivo, sino que se sirvió de esos errores comunes para indicar la importancia de una interioridad sana. Para un cristiano, ese corazón sincero e inquieto tiene su modelo e impulso en Jesús de Nazaret.

AUTOR: Pablo Cabellos Llorente.

Eucaristía ¡Misterio de luz, Misterio de vida!

Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!

"Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

Reunidos ante la Eucaristía, experimentamos con particular intensidad en este momento la verdad de la promesa de Cristo: ¡Él está con nosotros!

(...)

¡Misterio de luz!

De luz tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo. El mundo tiene necesidad de luz, en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al comienzo de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra.

¡La Eucaristía es luz! En la Palabra de Dios constantemente proclamada, en el pan y en el vino convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, es precisamente Él, el Señor Resucitado, quien abre la mente y el corazón y se deja reconocer, como sucedió a los dos discípulos de Emaús "al partir el pan" (cf Lc 24,25). En este gesto convivial revivimos el sacrificio de la Cruz, experimentamos el amor infinito de Dios y sentimos la llamada a difundir la luz de Cristo entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

¡Misterio de vida!

¿Qué aspiración puede ser más grande que la vida? Y sin embargo sobre este anhelo humano universal se ciernen sombras amenazadoras: la sombra de una cultura que niega el respeto de la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte.

Queridos hermanos y hermanas: debemos sentirnos interpelados por las necesidades de tantos hermanos. No podemos cerrar el corazón a sus peticiones de ayuda. Y tampoco podemos olvidar que "no sólo de pan vive el hombre" (cf Mt 4,4). Necesitamos el "pan vivo bajado del cielo" ( Jn 6,51). Este pan es Jesús. Alimentarnos de él significa recibir la vida misma de Dios (cf. Jn 10,10), abriéndonos a la lógica del amor y del compartir.

(...)

Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!

Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche.

Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien.

Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la humanidad.

En la Eucaristía te has hecho "remedio de inmortalidad": danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.

Quédate con nosotros, Señor! Quédate con nosotros! Amén.


Fragmentos de la homilía con ocasión del comienzo del Año de la Eucaristía el 17 de octubre de 2004.
Autor: SS Juan Pablo II.

miércoles, 25 de abril de 2012

El silencio de Dios

Muchas veces nos preguntamos por qué razón Dios no nos contesta, o se queda callado o por qué permite circunstancias difíciles y aparentemente injustas.

Los hombres nos acostumbramos a querer tener respuestas a todos los interrogantes, más aún, cuando alguno de ellos tiene el aspecto de fracaso, injusticia o falta de sentido común, nuestro interior se debate y se revela en cuestionamientos y en querer dar las respuestas que nos parecen más acertadas.

El silencio de Dios; la vida de Dios está rodeada de silencio. La maravillosa creación del hombre y su gestación, toda ella se va realizando en el silencioso vientre de una madre; la eterna generación de su Hijo Jesucristo, la Encarnación, se tiene en medio del silencio "en medio del silencio" (Sal 18, 4ss). "Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre con eterno silencio" (San Juan de la Cruz, Max 21).

El silencio de la creación, los espectáculos más grandiosos de la naturaleza, se desenvuelven en perfecto silencio: un amanecer, el correr de un río, el espejo de un lago, el volar de un cóndor, el influjo del silencio, ha dado origen a obras maestras del pensamiento y del arte: San Juan de la Cruz, Beethoven, Miguel Ángel, etc. Así es el silencio de Dios, un silencio que se convierte en prudencia y espera.

"La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo".
Nuestra vida se desarrolla en una serie continua de elecciones. Un vestido o un trabajo, una escuela o un tipo de cerradura, una comida o un paseo: a todas horas, en todos los lugares, hemos de decidir. Las decisiones siempre miran a un objetivo: lo bueno, lo correcto. Los problemas surgen cuando "parece bueno" lo que no lo es. El paraguas más brillante resulta estar lleno de agujeros. El coche que parecía nuevo, tiene serios problemas en los amortiguadores porque ya había sido usado. La tarde espléndida empleada en un paseo para oxigenar los pulmones se ha convertido en el inicio de una gripe insidiosa por culpa de un vientecillo engañoso. Vemos así, que casi todo lo que escogemos "parece ser bueno", cuando no lo era.

Otras veces, eso "bueno" nos daña de mil maneras insospechadas: o porque nos hace egoístas, o porque nos lleva a ser avaros, o porque destruye las relaciones familiares, o porque nos impide amar a Dios sobre todas las cosas. Espero que esta historia, te aclare un poquito más esa necesidad del silencio y de la prudencia.
Una antigua leyenda noruega nos habla de un hombre llamado Haakon, que cuidaba una ermita, a ella acudía la gente a orar con mucha devoción. En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día, el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor, le impulsaba un sentimiento generoso. Se arrodilló ante la cruz y dijo: "Señor, quiero padecer por Tí, déjame ocupar tu puesto, quiero reemplazarte en la Cruz.", y se quedó fijo con la mirada puesta en la imagen, como esperando la respuesta.

El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras: "Hermano mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición".

¿Cuál Señor? -preguntó con acento suplicante Haakon-. "Es una condición difícil", -¡estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!-. "Escucha. Suceda lo que suceda, y veas lo que veas, has de guardarte en silencio siempre". Haakon contestó: ¡Te lo prometo, Señor! y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció al ermitaño colgado con los clavos en la Cruz.

El Señor ocupaba el puesto de Haakon, y éste, por largo tiempo, cumplió el compromiso. A nadie dijo nada, pero un día llegó un rico; después de haber orado, dejó ahí olvidada su cartera. Haakon lo vió y calló; tampoco dijo nada cuando un pobre vino dos horas después y se apropió de la cartera del rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después, para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Pero en ese momento, volvió a entrar el rico en busca de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se volvió al joven y le dijo iracundo: "¡Dame la bolsa que me has robado!". El joven sorprendido replicó: "¡No he robado ninguna bolsa!". "¡No mientas, devuélvemela enseguida!". "¡Le repito que no he tomado ninguna bolsa!". El rico arremetió furioso contra él.

Sonó entonces una voz fuerte: "¡Detente!". El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. Haakon, que no pudo permanecer en silencio, gritó, defendió al joven e increpó al rico por la falsa acusación. Éste quedó anonadado y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje. Cuando la ermita quedó a solas, Cristo se dirigió al monje y le dijo: "Baja de la Cruz, no sirves para ocupar Mi Puesto, no has sabido guardar silencio". "Señor, ¿cómo iba a permitir esa injusticia?". Jesús ocupó la Cruz de nuevo y el ermitaño se quedó ante la Cruz. El Señor siguió hablando:

"Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de un vicio. El pobre, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero. En cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal; ahora, hace unos minutos acaba de zozobrar el barco y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada, Yo sí sé, por eso callo". Y el Señor nuevamente guardó silencio.

Muchas veces nos preguntamos por qué razón Dios no nos contesta, por qué razón Dios se queda callado o por qué el Señor permite circunstancias difíciles y aparentemente injustas. Muchos de nosotros quisiéramos que Él nos respondiera lo que deseamos oír, pero Dios no es así; Dios nos responde aún con el silencio. Él sabe lo que está haciendo y sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros.

Ante los posibles errores y tanto daño, la virtud de la prudencia nos lleva a reflexionar con más calma, a sopesar los pros y los contras de cada decisión, y a considerar seriamente si lo que simplemente "parece" bueno lo sea en realidad. Nos permite, en otras palabras, buscar aquel bien realizable que mejor corresponda a los deseos más profundos de nuestro corazón y a estar abiertos a una visión trascendente que no entendemos en su momento. De este modo, nos será más fácil acertar a la hora de escoger lo que sea realmente bueno, y lo escogeremos siempre en un horizonte de magnanimidad que nos abra siempre a cumplir la Voluntad de Dios en nuestras vidas, como venga. En sus designios, DIOS SIEMPRE SABE LO QUE HACE.
Autor: P. Dennis Doren L.C.

martes, 24 de abril de 2012

Piden a Jesús una señal

Juan 6, 30-35. Pascua. La Eucaristía nos está esperando a todos los que sentimos hambre y sed en nuestras almas.

Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35

Ellos entonces le dijeron: ¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.

Oración introductoria

Señor Jesús, hoy me preguntas, -como a Pedro-, si realmente te amo. Junto con el apóstol te repito que ¡te quiero y te amo más que nada en el mundo! Tú lo sabes porque me conoces y siempre me estás buscando para mostrarme el camino que me puede llevar a la santidad.

Petición

Señor, acrecienta mi amor por medio de este momento de oración.

Meditación del Papa

Simón comprende que a Jesús le basta su amor pobre, el único del que es capaz, y sin embargo se entristece porque el Señor se lo ha tenido que decir de ese modo. Por eso le responde: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero [...] Desde aquel día, Pedro siguió al Maestro con la conciencia clara de su propia fragilidad; pero esta conciencia no lo desalentó, pues sabía que podía contar con la presencia del Resucitado a su lado. Del ingenuo entusiasmo de la adhesión inicial, pasando por la experiencia dolorosa de la negación y el llanto de la conversión, Pedro llegó a fiarse de ese Jesús que se adaptó a su pobre capacidad de amor. Y así también a nosotros nos muestra el camino, a pesar de toda nuestra debilidad. Sabemos que Jesús se adapta a nuestra debilidad. Nosotros lo seguimos con nuestra pobre capacidad de amor y sabemos que Jesús es bueno y nos acepta. Pedro tuvo que recorrer un largo camino hasta convertirse en testigo fiable, en piedra de la Iglesia, por estar constantemente abierto a la acción del Espíritu de Jesús. (Benedicto XVI, 24 de mayo de 2006).

Reflexión

Jesús quiso dejarnos como señal para creer en él (y sobretodo para amarle) la Eucaristía. Es lo más precioso que tenemos en la Iglesia: es Cristo mismo. No es sólo un símbolo, un adorno, un rito: es la presencia real del Señor entre nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Jesucristo quiso quedarse bajo forma de pan, pero dejó claro que ése es el verdadero pan del cielo. La Eucaristía es el alimento que elimina eficazmente el hambre más profunda del hombre, le comunica con Dios y le hace partícipe de su felicidad. Si deja en el alma algo de hambre, ésta sólo es de repetirlo de nuevo.

En la vida de los santos encontramos como denominador común un gran amor hacia la Eucaristía. Ellos encontraron allí, por la fe, a Jesús, el Señor de sus vidas. Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí... Jesucristo habló con suma claridad, no hay espacio para interpretaciones ambiguas. Él está en el pan eucarístico y nos está esperando a todos los que sentimos hambre y sed en nuestras almas.

Propósito

Hacer una visita a Cristo Eucaristía para agradecerle su comprensión, misericordia y amor.

Diálogo con Cristo

Señor, no permitas nunca que te llegue a negar. Que ante todos y ante cualquier circunstancia sepa ser fiel a mi fe. Para lograrlo no me canso de pedirte que me llenes con tu amor, para que siempre pueda responderte con generosidad y firmeza, especialmente en los momentos de más dificultad.
Autor: P. Vicente Yanes.

lunes, 23 de abril de 2012

En el mundo de la misericordia

Nos sorprende ese Dios de misericordias que busca, que rescata, que cura, que salva. Precisamente cuando no lo merecíamos.
Nos sorprende tanto amor de Dios. Porque le dimos motivos para la ira y respondió con su perdón. Porque nos alejamos de sus brazos y no dejó de caminar a nuestro lado. Porque le olvidamos en nuestras alegrías y esperó a que le diéramos gracias. Porque protestamos en la hora del sufrimiento y no se ofendió por nuestras quejas.

Es un amor que va mucho más allá de lo que podamos esperar, que no se explica por lo que podamos merecer. Ama simplemente, sin condiciones, porque es Dios, porque tiene entrañas de misericordia.

Su amor da sentido a la vida. Porque nos quiso empezamos a existir. Porque nos quiere seguimos en este camino de maravillas y de lágrimas. Porque siempre nos querrá tenemos un lugar preparado en el cielo, en nuestra casa eterna.

Nos sorprende ese Dios de misericordias que busca, que rescata, que cura, que salva. Precisamente cuando no lo merecíamos, cuando más lejos estábamos, cuando vivíamos de egoísmos, cuando habíamos pisoteado la justicia.

Así es Dios, un enamorado lleno de pasión por cada uno de sus hijos.

Si escuchamos su llamada discreta y constante, si le abrimos una puerta en nuestras vidas, entrará, limpiará, curará, salvará. (cf. Ap 3,20).

Sólo quien ha sido tocado por ese amor comprende la maravilla de ser hijos de un Padre tan bueno.

Es entonces cuando podemos dejar egoísmos, romper perezas, quitar rencores, empezar a vivir en el mundo de la misericordia y del perdón.

A nosotros se nos perdonó mucho, muchísimo. También nosotros tenemos que perdonar a nuestro hermano (Lc 6,36-38). Seremos entonces semejantes a Dios, que es amor, misericordia y paciencia sin límites.
Autor: P. Fernando Pascual.

domingo, 22 de abril de 2012

Montanchez "Extremadura "

El tema que vale la pena

Discutimos sobre el clima, la bolsa, los impuestos, las promesas de los políticos, la mejor manera de ahorrar, pero dejamos de lado un tema que debería ocupar un lugar único...

Los debates giran en torno a cientos de temas. Discutimos sobre el clima y sobre la familia, sobre la bolsa y sobre los impuestos, sobre las promesas de los políticos y sobre la mejor manera de ahorrar.

Pero a veces dejamos de lado un tema que debería ocupar un lugar único: si Dios existe y si se interesa por los asuntos humanos.

Porque la vida humana, sometida a miles de factores externos y a miles de intereses en conflicto, parece destinada a un futuro caótico e incierto si no interviene Alguien capaz de encender esperanzas, de perdonar pecados, de sanar conciencias, de infundir amores.

Mirar al mundo sin reconocer la posibilidad de una intervención decisiva, salvadora, de lo alto, es perder la roca imprescindible para que exista esperanza. En cambio, descubrir y aceptar que Dios se interesa por los hombres y mujeres del planeta y busca sinceramente ayudarnos abre un panorama consolador: en el camino de la historia humana existe Alguien capaz de corregir males dañinos, de rescatar a víctimas inocentes, de premiar a los que obraron el bien y la justicia.

Ese es el tema que vale la pena llevar en el corazón y en el diálogo. Otros temas, por muy importantes que sean, podrán llenar el tiempo de una tarde entre familiares o amigos, pero no alcanzarán a tocar esa inquietud profunda que se esconde en cada corazón humano: la urgencia de encontrar respuesta a la pregunta sobre el sentido que la vida adquiere cuando descubrimos a un Dios cercano y providente en el horizonte.
Autor: P. Fernando Pascual LC.

sábado, 21 de abril de 2012

Con Maria, durante la Pascua

Feliz Pascua para ti, recibe de tu Madre un abrazo grande, apretado, intenso y todo mi amor, hijo de mi alma.
- María Santísima, acabamos de celebrar la Pascua de Resurrección y seguimos en el tiempo de Pascua... el sol brillaba de una manera especial en ese día, ... al menos así lo sintió mi alma.

- Pues me alegras el alma. Esto me recuerda mi primera fiesta de Pascuas de Resurrección...

- Cuéntame, Señora...

- Verás, era el tercer día después de la muerte de mi Hijo, María Magdalena y las demás mujeres me pasaron a buscar para ir al sepulcro antes del amanecer... llevaban perfumes y estaban muy tristes... yo, en el fondo de mi alma, sentía una profunda paz, recordaba las palabras de mi Hijo... no sabía exactamente que sucedería, pero tenia la certeza de que Algo iba a cambiar la historia.

- ¿No les comentaste nada a ellas?

- No, existen caminos que cada uno debe recorrer por sí mismo... ellas lo entenderían cuando Jesús dispusiera que así debía ser. Al llegar al sepulcro el corazón les dio un salto, pues la piedra de la entrada estaba corrida. Entraron ellas al recinto y me dijeron que estaba vacío, yo quedé fuera... no necesitaba mas explicaciones, podía sentir la presencia de mi Hijo, mas, no le veía. Me alejé unos pasos... cuando volví al lugar donde estaba María Magdalena allí le vi, con ella... pero no quise acercarme... Jesús la consolaba, le pedía que avisara a sus Apóstoles...... ella... tenía el rostro radiante, hizo lo que Él le pedía, vino junto a mí, nos miramos, ella me tomo las manos y, junto a las demás, nos fuimos rápidamente a la casa donde estaban los hombres... yo, a veces, giraba mi rostro, esperando verle, mas ya había partido...

- Señora ¿Por qué no a ti? Quiero decir, porque no te visitó especialmente a ti, que eras su madre...

- Porque, amiga, mi Jesús conocía mi corazón, sabía que yo le esperaba, en cambio, los apóstoles y las demás mujeres estaban desesperados, la Iglesia primitiva estaba sumida en la mas profunda tristeza, su Esposa, la Iglesia, le necesitaba imperiosamente, por ello, hija, es que el buen Esposo corrió a consolarla, el Esposo sería ahora, mas que nunca Camino Verdad y Vida. Pero no te preocupes, nos encontramos Jesús y yo...

- ¿Cuándo?

- Cuando Él se presentó en la casa mientras las puertas estaban cerradas... unos segundos antes de que entrara percibí un intenso perfume, exquisito, desconocido, un perfume de eternidad... mi corazón latía fuerte.... Estaba cocinando, escuché entonces la voz conocida, la voz amada : “La paz esté con ustedes”... había llegado, el Hijo, el Mesías, el Cristo... me acerqué... escuché todas y cada una de sus palabras... los hombres estaban tan admirados que no cabían en sí... yo tenía muchas ganas de abrazarle.... Antes de salir se volvió hacia mí... me miró con todo el amor a que me tenía acostumbrada... fue una mirada intensa, profunda, que valió mas que mil palabras... sus ojos parecían repetir: "Mujer, aquí tienes a tus hijos" le vi partir, había ángeles con Él, por un momento me pareció ver el rostro de Aquel que me lo había anunciado...

- ¿Y luego?

- Luego, luego era el comienzo de la Misión de la Iglesia, el primer instante: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda la Creación", la casa era un estallido de alegría, los hombres se abrazaban, unos lloraban, otros cantaban, algunos, terminaban pidiendo silencio por temor a los soldados, luego, Pedro, pidió calma y les dijo: "Hermanos, nuestras Pascuas serán, de aquí en mas, Pascuas de Resurrección, el paso de la muerte a la vida... de nosotros, de cada uno de nosotros, depende que este día no sea olvidado, que el significado de este día sea, para todos los pueblos, signo de esperanza, motivo de fe, fuerza en las pruebas..... de nosotros depende ... Jesús nos acompañará, hasta el fin de los tiempos, pero es nuestra responsabilidad, sostenernos unos a otros en el dolor, consolarnos en las tribulaciones, alentarnos en las pruebas que nos esperan, en resumen, ser Uno... que cuando el mundo nos vea, nos reconozca por el Amor, que puedan decir, por nuestra actitud "son seguidores de Cristo... Son Cristianos".

- "Cristianos" La primera vez que se pronunciaba ¿verdad, Señora?

- Así es, amiga, el corazón y el alma de todos se estremeció al oír la dimensión de esta palabra... Cristianos... Cristianos... quedaba ahora el esperar a la venida del Espíritu Santo...como Jesús mismo lo había prometido... pero esta era otra clase de espera... Comimos todos con inmensa alegría... y alguno de ellos dijo “Felices Pascuas, Amigos” y todos se saludaron... sí, Felices Pascuas amiga mía, Felices Pascuas para todos, también Felices Pascuas para ti, que has leído estas líneas, recibe de esta madre un abrazo grande, apretado, intenso y todo mi amor, hijo de mi alma. Todo mi amor en cada instante de tu vida, no dudes, hijo querido, en buscarme en tu tristeza, en tu alegría, en tu dolor, porque, en toda circunstancia, soy tu madre...


NOTA de la autora:

"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención sobrenatural alguna."
Autor: María Susana Ratero.

viernes, 20 de abril de 2012

Y tú ¿dónde vas?

Es Dios a quien estabas buscando. Él detiene nuestra carrera, nuestra búsqueda desenfrenada.
¿Dónde vas?. Increíblemente, después de una vida junto a Jesús y Su Madre, Pedro necesitó de este empujón final del Señor para animarse a invertir sus pasos, y volver a Roma para entregarse al martirio final. ¿Dónde ibas, Pedro?. ¿Que hubiera sido de tu vida luego, si Jesús no te hubiera marcado el camino?. Pedro, la cabeza de nuestra amada iglesia, nos mostró siempre cómo se lucha contra nuestras propias flaquezas para finalmente triunfar y glorificar a Dios, haciendo Su Voluntad.

Y tú, ¿dónde vas?. ¡Seguramente al lugar equivocado!.

Buscamos y buscamos satisfacciones en este mundo. Soñamos con algo, y cuando lo alcanzamos, la alegría dura un instante y nuevamente nos sentimos vacíos. Sea un título, un bien material, conocer un lugar, e incluso un hijo o una pareja. Cuando esas cosas están en nuestros sueños nos motivan e impulsan para adelante. Pero cuando finalmente las alcanzamos sentimos una felicidad pasajera, y luego, a buscar otra meta para perseguir. ¡Y eso en el mejor de los casos!. Cuando esos sueños no se hacen realidad, nos frustramos, deprimimos, nos sentimos vacíos, fracasados en la vida.

¿Dónde vamos?. Alguien me preguntó hace poco tiempo: ¿Te llena Dios realmente la vida cuando lo descubres?. ¡Allí está el secreto!. Nada tiene sentido sin Dios, sólo Dios le pone sentido a nuestra vida. El detiene nuestra carrera, nuestra búsqueda desenfrenada, y nos dice:

Yo soy a quien estabas buscando, sin Mi nada tiene sentido. Ámame, descubre cual es Mi Voluntad respecto de tu misión en la vida, y encontrarás la paz verdadera.

En ese momento se acaban las fantasías terrenales, los falsos ídolos que construimos y adoramos: el dinero, el estatus, nuestra posición en la sociedad, nuestra forma de vida. Jesús toma entonces el lugar central dentro nuestro y hace que todo lo demás gire alrededor de Su Voluntad. Si trabajo, deseo hacerlo agradando a Dios, si educo a mis hijos, deseo formarlos en el amor a Dios, si hago un viaje, busco el modo de crecer en mi fe a través de los lugares que visito. En todo descubro la mano de Dios que me pone las oportunidades de crecer en el amor a El a cada instante.

Jesús, ese día, se apareció a Pedro con la Cruz sobre su hombro. Ya había resucitado y ascendido a los Cielos. Pedro huía de Roma ante la amenaza de ser arrestado por defender al Señor. Jesús le dijo entonces: "¿dónde vas Pedro?. Si tú te marchas, yo tengo que tomar tu lugar, con mi Cruz a cuestas". Pedro, sintiéndose morir por ver a Jesús de ese modo, dio media vuelta a sus pasos y volvió a Roma aceptando ser crucificado en nombre de Cristo.

Y tú, ¿dónde vas?.
Autor: Oscar Schmidt.

jueves, 19 de abril de 2012

Ante Ti, Jesús, recordando el sepulcro vacío

Allí descansó tu cuerpo sin vida, envuelto en blanco sudario. Allí te quedaste solo... solo, como se quedan los muertos.

Hoy es jueves, Señor, y como siempre vengo a estar un rato contigo. Tu eres alimento para los que tenemos hambre de ti, tu eres consejero para los que venimos en busca de luz en nuestro diario vivir, tu eres el amigo fiel, el que nunca traiciona, el que sabe esperar, el que sabe oír...tu lo sabes todo pero te gusta nuestra compañía y que te vengamos a decir nuestras cosas...

Y me quedo recordando... Tu, Jesús, estuviste acompañando a nuestro Papa Benedicto XVI, en su viaje a Tierra Santa en mayo de 2009, importante y cansado, pero lleno de frutos y sobre todo de esperanza. Esperanza en que la paz reine ya por siempre en esos lugares, en esa Tierra Santa.

Y vimos al Papa orar ante el Santo Sepulcro.

La tumba donde estuviste ya muerto, con tu carne llagada, golpeada, con tus pies y manos, ya sin clavos pero con profundas heridas, así como la del costado, tan honda , que te llegó hasta el corazón.

Allí descansó tu cuerpo sin vida, envuelto en blanco sudario que después hemos conocido como la Sábana Santa. Allí te quedaste solo... solo, como se quedan los muertos.

El sepulcro, aún sin estrenar, era de piedra igual que la enorme roca que tapó la entrada y hubo una guardia especial porque se podía pensar que los discípulos podrían llevarte a otro sitio.

Así nos lo cuenta, San Mateo: Pilato les dijo: Teneís una guardia. Id, aseguradlo como sabeís. Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia. (Mateo 27, 65-66)

Y San Lucas nos dice: El primer día de la semana, muy de mañana, llegaron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro y entraron pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscaís entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recordad como os habló cuando todos estaban en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer día resucite. Y ellas recordaban sus palabras. (Lucas 24,1-8)

Después llegaron Pedro y Juan, pero.... tu ya no estabas.

Pedro miró el sepulcro vacío casi sin comprender... ya no estaba allí su Señor, su Maestro. Y así, más de dos mil años después, hemos visto al Papa Benedicto XVI, sucesor de Pedro, y al igual que él, estar frente a la tumba vacía, juntar sus manos, arrodillarse y lleno de emoción vibrar ante la certeza de esa Gran Verdad: ¡el sepulcro vacío, Cristo ya no está, porque Cristo resucitó!.

¡Esa es tu Verdad y esa es nuestra Verdad, Jesús!.

Tu resurrección es el fundamento de nuestra fe.... y hoy te quiero dar las gracias porque también nosotros, si seguimos tus pasos, resucitaremos después de morir, a una vida plena y eterna.

Sigamos viviendo en la alegría de la Pascua, en la resurrección de nuestro Salvador que ha vencido a la muerte.

¡Dios mío, Jesús, cuánto nos amas!
Autor: Ma Esther de Ariño.

miércoles, 18 de abril de 2012

Hagamos Justicias con los Play Boys

Hace unos días salio a la venta con el diario HOY un CD, recopilación de las canciones que a juicio de los integrantes del grupo, eran más emblemáticas o recordaban mejor al mítico conjunto, cosa que debo de respetar y aceptar. Luego entrare al detalle.

Para reforzar y hacer una pequeña semblanza del conjunto los Play Boys, un  redactor del Periódico Hoy de Badajoz publica un articulo con el atractivo titulo, “La década de los 60 70 en estado puro”. Es autor del articulo D.  Álvaro Rubio, persona que me merece mi máximo respeto, lo cual no quita para que discrepe en algunos puntos con el.

Dice en uno de sus puntos, cito textualmente: “Eran los años 60 y, de la mano del ya fallecido Nico Cruz, saltan a  los escenarios los Play Boys …”

Discrepo en este punto pues el citado conjunto lo crean PEPE VELA, LEOCADIO MENDIOLA Y NICO CRUZ, pero tanto monta, monta tanto, aun  no se vislumbra un líder, y todos son creadores a parte iguales del citado conjunto.

Sigue diciendo el articulo Durante diez años llenan sala de conciertos y el teatro López de Ayala, su gran mayoría estudiante , que por esos motivos tenían que salir fuera a estudiar y a su regreso volvían de nuevo a escuchar nuestros conciertos, según Tony Méndez.

Antes de seguir me duele infinito no se mencione aquí la figura del Mítico y gran Músico como fue y lo sigue siendo Jesús Herrero, aun cuando este es un breve resumen nunca debe olvidarse al ser una pieza importante en la formación de esa época que se esta hablando.

Pero hay un punto el que mas me choca de todos  y es que según el redactor los Play Boys dan un Parón desde 1970 a 1990, son veinte años nada más y nada menos y sigue diciendo, se volvieron a reunir con la misma fuerza... Pues en realidad  la verdad es que el parón fue de 1965 a 1980 quince años, comprendo que el redactor se ha limitado a decir lo que le han trasmitido y nada más.

Eso de reaparecer, lo han hecho muchos conjuntos, pero se  considera que vuelven a renacer, cuando al menos en la formación están al menos un ochenta o noventa por ciento de los que la dejaron,  hay que conceder un margen ya que por cuestiones de edad u otra circunstancia, alguno de los componentes no pueda reincorporarse. De no ser así hagan al menos como hizo Chely Núñez al llamarlos los Nuevos Play Boys, él lo puso todo en Ingles.

Es que aquí se pretende tras el salto de quince o veinte años  salir con un nombre aprovechándose de su solera, de sus éxitos y de su Historia,  pues no, ustedes si quieren y mal hecho esta, salen con el mismo nombre, pero nunca se adueñen de la época anterior esa para bien o para mal se la ganaron lo antiguos y verdaderos Play Boys,  respétenla y dejen para ellos su historia con sus errores y con sus granes éxitos, ¿Han ido Los nuevos a Televisión? Quedando clasificados en ese concurso por encima de los Relámpagos, ¿Han acompañado a Karina? Creo que no, eso fueron los Antiguos Play Boys. Solo me queda como tantas veces he hecho felicitar a todos cuantos han pasado por esta formación. Chely, Puchi (desgraciadamente fallecido), Emilio Alba, Juan Bote,  José Ramón Meigas, Patricio, Paco Bandeira, entre otros.


Y a los actuales Play Boys les deseo los mayores éxitos, no tengo nada que me haga pensar de otra manera, solo pido reconocimiento a los primitivos y verdaderos Play Boys.

En cuanto a posibles comentarios que se hagan a este articulo, me reservo como es lógico, el derecho al veto o censura, al igual que a mi me han hecho en la pagina de los actuales Play Boys.

Manuel Murillo

Mas sobre los Play Boys

Un gran conocedor de la apasionante historia de Los Play Boys, ya que su vida se ha desarrollado en Badajoz, y ha vivido muy muy de cera el mundillo de la música y de los conjuntos, como en aquella época se llamaban, me escribe una carta con el ruego de que la publique en mi blog.
Lógicamente para mi es un honor el hacerlo, viniendo de mi gran amigo José Luis Matinéz, por lo que sin mas preámbulo paso a reproducirla en su integridad sin añadir ni quitar una sola coma.

La carta dice así:

En junio de 1961, dos chicos con unos 16 años aproximadamente, aspirantes a estudiante de magisterio uno, el otro  a, telecomunicaciones, deciden por eso de la inquietud del momento, crear un grupo musical,  un nombre ¿águilas? ¿halcones?, tras dilucidar en poco tiempo, deciden que se llamarían Play Boys, antes de que el  propietario de la división comercial de la revista famosa del mismo nombre el Sr .Hug Heffner, registrara el nombre, ( que pena, se les olvido a estos chicos ese detalle)

Eran Pepe Vela y Nicolás Cruz "Nico" dos guitarras, una sola voz, faltaba algo de percusión y se les unió otro aspirante al Magisterio  Leocadio Mendiola, así nació un grupo que haría las delicias de las quinceañeras de entonces, melodía, ritmo, sonido, bueno de esto ultimo poco por eso de las potencias económicas y de vatios.

Empiezan las actuaciones, en Fuente del Maestre, ( julio 1961) Almendralejo, Montijo......... seguirían los Festivales: el del Guadiana, seria su primera puesta de largo y su primer fracaso que también los habría, ganaban sus mas directos competidores de la época "los megatones" de Garrorena, Antonio o Jesús Herrero que a la postre pasaría a ser el bajo, de los Play Boys aportando su famosa guitarra de dos brazos y posterior cantante junto a Piter de la Orquesta Montecarlo de D. Manuel Núñez.

El 24 de marzo del 64 actúan en TVE en el concurso Salto a la Fama, esta vez con las incorporaciones de Puchi Escudero También tristemente desaparecido al igual que "Nico" y con un gran batería," Patri",  ganan los TNT pero quedan los chicos de la tierra en excelente lugar delante de los míticos "Relámpagos" o Pekeniques , seguiría el festival del Atlántico en Sanlúcar, en este caso con Juan Bote a la batería, Cheli, Emilio Alba o Puchi entre otros actuando  la ya famosa Karina.

Tras algunos años de muchos cambios personales, de nuevo aparecen para actuar en el auditorio Ricardo Carapeto de Badajoz y en diversos locales de Badajoz, esta vez, con la incorporación de otro gran batería como es Toni García y otro Vela, el hijo de Pepe, que junto con Mesi deciden empezar otra nueva etapa de los Play Boy hasta el "parón" de los años 65 a los 80 que reaparecen pero esta vez con caras nuevas a excepción del batería Toni García.

El mundillo de la música han recopilado canciones de Nico, que es de agradecer como al mismo tiempo la carátula del ultimo disco patrocinado por el diario "HOY" con la foto de su fundador el inolvidable Nicolas Cruz, la voz que enamoraba pero que también sabia manejar las seis cuerdas con maestría.

Gracias por hacernos recordar viejos tiempos aunque vosotros seáis los" nuevos Play Boys."
José Luis Martínez Guerrero

Era una vez un gran violinista...

No te desesperes...recuerda siempre aún existe la última cuerda, la de aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones.
Algunos decían que él era muy extraño; otros, que era sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.

Una cierta noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado, pero cuando la figura de Paganini surgió triunfante, el público deliró. Paganini coloca su violín en su hombro y lo que se sucede a continuación es indescriptible.

Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas, parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.

De repente, un sonido extraño interrumpe el devaneo de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se revienta, el maestro paró, la orquesta paró, el público paró, pero Paganini no paró; mirando su partitura, él continúa a sacar sonidos deliciosos de un violín con problemas. El maestro y la orquesta, animados y confiados, vuelven a tocar.

El público se estaba calmando cuando, de repente, otro sonido perturbador distrae la atención de los asistentes, otra cuerda del violín de Paganini se rompe, el maestro paró de nuevo, la orquesta paró nuevamente, Paganini no paró. Como si nada hubiese sucedido, él olvida las dificultades y avanza sacando sonidos de lo imposible. El maestro y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar; pero el público no podía imaginar lo que iba a suceder a continuación. Todas las personas, pasmadas, gritaron ¡OOHHH! ¡Qué eco por la ovación de aquel auditorio!

Una tercera cuerda del violín de Paganini se corta. El maestro para, la orquesta para, la respiración del público para, PERO Paganini no para, como si fuese un malabarista musical, él saca todos los sonidos de la única cuerda que sobrara de aquel violín destruido. Ninguna nota fue olvidada. El maestro, más animado todavía, acompaña a Paganini; la orquesta se motiva, el público parte del silencio hacia la euforia.

Paganini llega a la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. Él no es sólo un violinista genial, es el símbolo del profesional que continúa adelante en medio de lo imposible.

No importa la cantidad de problemas que podamos tener; puede ser un problema personal, conyugal, familiar, profesional, emotivo, etc., cualquier cosa que te está afectando en el cultivo de tus dones y cualidades que buscan darte la paz y la felicidad, tu auto-estima o tu desempeño profesional; ten la certeza de una cosa: No todo está perdido. Aún existe una cuerda y es tocando en ella que tú ejercitarás tu talento. Tocando en ella es que tú vas a vibrar. Aprende a aceptar que la vida siempre te dejará una última cuerda. Cuando sientas desánimo, nunca dejes de luchar. Aún existirá la cuerda de la persistencia inteligente, del "probar una vez más", de dar un paso más con un enfoque nuevo.

Despierta ese Paganini que existe dentro de tí y avanza hasta vencer. La Victoria es el arte de continuar, donde los otros resuelven parar. Cuando todo parezca fracasar, date una nueva chance y camina hacia el frente. Toca la cuerda de la motivación, saca sonidos de resultados positivos; pero antes pregunta: ¿quién motiva al motivador? esto es, ¿quién motiva tu cerebro?, ¿qué motiva tu mano?, ¿qué toca tu violín?

No te frustres, no te desesperes... Recuerda siempre aún existe la última cuerda la de aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones. Nunca la vida te cortará todas las cuerdas.
Y si los resultados aún siguen mal, es tu oportunidad de tocar la última cuerda. Siempre es la cuerda más olvidada la que te dará el mayor resultado. ¡Está en tus manos tocar la mejor cuerda del universo: DIOS!
Autor: P. Dennis Doren L.C.

martes, 17 de abril de 2012

Guadalupe Luz de Extremadura

Encontrarse con Cristo Resucitado desde le corazón de María

¿Qué sentía María en esos momentos? ¿qué pensaba? ¿qué recuerdos le venían a la memoria? ¿qué le decía a Jesús? ¿cuál era su experiencia interior?
Los seres humanos tenemos capacidad de sintonizar con los sentimientos de otra persona, penetrarlos y hasta cierto punto apropiarlos. Podemos ponernos en el lugar del otro, comprender sus emociones y sentimientos y sentir juntamente con él.

Es posible conectar con el otro y participar de su experiencia interior. Esto abre un mundo maravilloso en la vida de oración. Con la ayuda de la gracia, es un modo de hacer oración contemplativa.

Ciertamente la empatía tiene sus límites, pues la experiencia personal será siempre personal; las vivencias de cada uno serán siempre propias y únicas.

¿En qué consiste esta "oración por empatía"?

Por ejemplo, en este tiempo litúrgico, consiste en centrar nuestra atención en la Virgen María y tratar de sintonizar con los sentimientos de María durante la pasión, muerte y resurrección de Jesús. He empleado esta modalidad de oración durante el triduo pascual y lo sigo aplicando ahora en la pascua. Me está ayudando mucho.

Tratar de meterse al corazón de la Madre de Jesús y Madre nuestra mientras en silencio y soledad acompaña a su Hijo en cada momento de su pasión y en su resurrección. Algunas preguntas que ayudan: ¿qué sentía María en esos momentos? ¿qué pensaba? ¿qué recuerdos le venían a la memoria? ¿qué le decía a Jesús? ¿qué escuchaba? ¿cuáles eran sus actitudes? ¿cuál era su experiencia interior?

Detenerse en cada paso, sin prisa. Un día se puede tomar una escena, otro día otra. O permanecer durante varios días en la que más ayude a cada uno. Este modo de orar supone un fuerte cultivo de la capacidad de escucha.

Se trata de contemplar y sentir profundo

No hacen falta muchos pensamientos, se trata de contemplar y sentir profundo, identificándose con la oración de María: durante la última cena, durante la oración en el huerto, cuando fue apresado, cuando estaba en la cárcel, cuando fue condenado a muerte, cuando subía el Calvario con la cruz a cuestas, cuando fue crucificado, durante su agonía, cuando expiró, cuando resucitó, cuando encontró a María en el huerto, cuando se apareció a los suyos...

Gozar con Cristo Resucitado desde el corazón de María

Desde el Sábado Santo me ha ayudado mucho gozar con Cristo Resucitado desde el corazón de su Madre.

En la resurrección de Jesús confluyen:
·  El amor del Padre que lleno de conmoción vio morir a su Hijo diciendo: "Todo está cumplido" (Jn 19,30), "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23,45). Con la Resurrección, el Padre respondió a la súplica de Jesús en el huerto: ¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mi este cáliz (Mc 14,36).
·  El poder del Espíritu de amor que hace nuevas todas las cosas (Ap 21,5)
·  La pasión de amor de Cristo por el hombre que quiere permanecer siempre a su lado: "Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los tiempos." (Mt 28,20)

Y María participa en la Resurrección de Cristo con su dolor y su esperanza


Con la muerte de Jesús parecía fracasar la esperanza de cuantos confiaron en Él. Aquella fe nunca dejó de faltar completamente, sobre todo en el corazón de la Virgen María, la Madre de Jesús, la llama quedó encendida con viveza también en la oscuridad de la noche. (Benedicto XVI, 8 de abril de 2012) y a través de la experiencia transformante de la Pascua de su Hijo, se convierte en Madre de la Iglesia, o sea, de cada uno de los creyentes y de toda la comunidad. (Benedicto XVI, Regina Coeli, 9 de abril 2012)

¡Qué fácil es gozar con Cristo Resucitado desde el corazón de su Madre mientras le contempla vivo y glorioso!


Oración

Madre:
Mientras el sábado santo se libraba el combate entre la Luz y las tinieblas,
el Espíritu Consolador invadía tu corazón, aliviando tu dolor,
el Padre terminaba su obra maestra: Cristo Resucitado,
y tú en silenciosa espera...

¡Cuánto aprendo de tu silencio sonoro!
Gracias, Madre, por permitirme entrar en el jardín de tu alma y acompañarte en tu dolor.
No me cabe la menor duda de que fuiste tú la primera a quien buscó Jesús resucitado.

¿Qué pasó en tu corazón cuando al tercer día brilló el Sol Naciente con toda su gloria?
¿Cómo celebraron juntos aquél momento? Me imagino lo que sentiste.

Déjame ver con tu mirada el rostro de tu Hijo Resucitado,
alegrarme y regocijarme en Él como tú lo hiciste.

A ti te constituyó en Madre de la Iglesia,
que a mí me conceda resucitar con Él;
que me haga un hombre nuevo,
que piense en las cosas de arriba,
y las busque por encima de todo
Amen
Autor: P Evaristo Sada LC.

jueves, 12 de abril de 2012

La Pascua es lo más grande de nuestra fe

¿Podemos decir que nuestra Pascua ha sido "hacia adentro", que hemos sentido que el Señor ha dejado alguna huella de su paso por nuestra vida?
Estamos en la Pascua, la Pascua Florida. Llegó con el Domingo de Resurrección.

Los vacacionistas regresaron..... otros lamentablemente no volverán. Salieron felices y animosos pero ya no hubo regreso. Los recordamos y pedimos por ellos.

La Pascua es el Misterio más grande de nuestra fe. Cristo ha resucitado y la Muerte quedó vencida porque su Resurrección la mató. San Agustín nos dice: - "Mediante su Pasión, Cristo pasó de la muerte a la vida. La Pascua es el paso del Señor"

Ya dejamos atrás los días de Pasión y muerte. Seguiremos venerando la cruz que fue el medio que nos hizo cruzar a la otra orilla de luz y de vida eterna. Sin cruz.... no se llega. No se alcanza la resurrección. ¡Cristo resucitó y su tumba quedó vacía!

Volvemos a los días de trabajo, a la rutina... ¿qué ha dejado este paso de Dios en nuestras almas? ¿Podemos decir que nuestra Pascua ha sido "hacia adentro", que hemos sentido que el Señor ha pasado y ha dejado alguna huella de su resurrección en nuestra vida?

Jesús realiza la Pascua. Jesús pasa al Padre. ¿Es solo El quien pasa de este mundo al Padre? ¿Y nosotros ?...

Dios es Omnipotente y puede hacerlo Todo, pero... "no puede" obligarnos a tener un corazón arrepentido. Nos deja en libertad para amarlo o para ofenderlo, para querer estar unidos a El o para olvidarlo y esa libertad es tan traicionera que nos puede DAR o QUITAR el derecho a nuestra propia y gloriosa resurrección. Porque resucitar eso si, lo haremos todos. Ya que así lo decimos y creemos en nuestro Credo - creo en la resurrección de los muertos.

Lo que hemos vivido estos días no puede pasar sin dejarnos algo, sin dejarnos una huella en el alma, ahora que proseguimos el camino de nuestro quehacer de siempre.

Cristo resucitó y los apóstoles, uno a uno, dieron su vida por esta VERDAD que deslumbra.
Pedro comió y bebió con Jesús después de su Resurrección, Tomás metió sus dedos en las llagas del Cristo resucitado y Pablo nos recuerda que si hemos resucitado con Cristo por el Bautismo, debemos de vivir la nueva vida en espera de su regreso y tenemos el compromiso de llevar por el mundo la palabra de Dios.
Autor: Ma Esther De Ariño.

miércoles, 11 de abril de 2012

Déjate fundir, no te resistas...

Dejarnos moldear, no poner resistencia para que Dios haga su obra en nosotros. Nos prueba como el oro en el crisol, hay que fundirse para brillar.
Dios nos prueba como el oro en el crisol, hay que fundirse para brillar, ¿realmente es necesario pasar por la vida con tantas pruebas, por tantos desencantos?, ¿la vida no sería más bella y más amable sin tantos contratiempos?

Platicando con un joven le dije: todo sirve de bien para quien ama y tiene fe, realmente es aquí cuando entendemos que Dios escribe recto en líneas torcidas.

Necesitamos dejarnos moldear, no poner resistencia; para que Dios vaya haciendo su obra en nosotros. Entender, seguir y dejarnos conducir por este principio no es fácil, pero es aquí en donde está la verdadera solución.

Estoy seguro que todos nosotros queremos alcanzar la auténtica felicidad y sobre todo la realización personal en nuestra vida, es decir, cumplir la misión para la cual Dios N.S. nos ha creado. No nos debemos desanimar, no nos podemos desanimar, el camino es arduo y complejo, pero sabemos que no estamos solos.

Un árbol para que dé buenos frutos necesita ser podado, tiene que experimentar el dolor de que alguien corte todas aquellas ramas secas, inútiles y que le restan fuerzas, así es nuestra vida.

Espero que esta historia que a continuación te narro, te ayude un poco más en tu camino:

Se cuenta la historia del herrero que, después de una juventud llena de excesos, decidió entregar su alma a Dios. Durante muchos años trabajó con ahínco, practicó la caridad, pero a pesar de toda su dedicación, nada parecía andar bien en su vida, muy por el contrario, sus problemas y sus deudas se acumulaban día a día.

Una hermosa tarde, un amigo que lo visitaba, y que sentía compasión por su situación difícil, le comentó:
"Realmente es muy extraño que justamente después de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios, tu vida haya comenzado a empeorar. No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado"

El herrero no respondió enseguida, él ya había pensando en eso muchas veces sin entender lo que acontecía con su vida, sin embargo, como no deseaba dejar al amigo sin respuesta, comenzó a hablar y terminó por encontrar la explicación que buscaba. He aquí lo que dijo el herrero:

"En este taller yo recibo el acero aún sin trabajar y debo transformarlo en espadas. ¿Sabes tú cómo se hace esto?

Primero, caliento la chapa de acero a un calor infernal hasta que se pone al rojo vivo; enseguida, sin ninguna piedad, tomo el martillo más pesado y le aplico varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada. Luego la sumerjo en un balde de agua fría y el taller entero se llena con el ruido y el vapor, porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de temperatura.

Tengo que repetir este proceso hasta obtener la espada perfecta, una sola vez no es suficiente". El herrero hizo una larga pausa, y siguió: "A veces el acero que llega a mis manos no logra soportar este tratamiento; el calor, los martillazos y el agua fría terminan por llenarlo de rajaduras. En ese momento, me doy cuenta de que jamás se transformará en una buena hoja de espada y entonces, simplemente lo dejo en la montaña de fierro viejo que ves a la entrada de mi herrería".

Hizo otra pausa más, y el herrero terminó: "Sé que Dios me está colocando en el fuego de las aflicciones. Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan frío e insensible como el agua que hace sufrir al acero. Pero la única cosa que pienso es: Dios mío, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que Tú esperas de mí. Inténtalo de la manera que te parezca mejor, por el tiempo que quieras, pero nunca me pongas en la montaña de fierro viejo de las almas".

Para que un día yo también pueda decir....."He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe." (2 Timoteo 4, 7)
Autor: P. Dennis Doren L.C.

martes, 10 de abril de 2012

Resucitó Cristo, mi esperanza!

Si Jesús ha resucitado, entonces - y sólo entonces- ha ocurrido algo realmente nuevo, que cambia la condición del hombre y del mundo.
Mensaje pascual, Domingo de Resurrección, de SS Benedetto XVI, 8 abril 2012

Queridos hermanos y hermanas de Roma y del mundo entero:

Resucitó Cristo, mi esperanza (Secuencia pascual).

Llegue a todos vosotros la voz exultante de la Iglesia, con las palabras que el antiguo himno pone en labios de María Magdalena, la primera en encontrar en la maña de Pascua a Jesús resucitado. Ella corrió hacia los otros discípulos y, con el corazón sobrecogido, les anunció: He visto al Señor»(Jn 20,18). También nosotros, que hemos atravesado el desierto de la Cuaresma y los días dolorosos de la Pasión, hoy abrimos las puertas al grito de victoria:

¡Ha resucitado! ¡Ha resucitado verdaderamente!.

Todo cristiano revive la experiencia de María Magdalena. Es un encuentro que cambia la vida: el encuentro con un hombre único, que nos hace sentir toda la bondad y la verdad de Dios, que nos libra del mal, no de un modo superficial, momentáneo, sino que nos libra de él radicalmente, nos cura completamente y nos devuelve nuestra dignidad.

He aquí porqué la Magdalena llama a Jesús mi esperanza:porque ha sido Él quien la ha hecho renacer, le ha dado un futuro nuevo, una existencia buena, libre del mal. «Cristo, mi esperanza», significa que cada deseo mío de bien encuentra en Él una posibilidad real: con Él puedo esperar que mi vida sea buena y sea plena, eterna, porque es Dios mismo que se ha hecho cercano hasta entrar en nuestra humanidad.

Pero María Magdalena, como los otros discípulos, han tenido que ver a Jesús rechazado por los jefes del pueblo, capturado, flagelado, condenado a muerte y crucificado. Debe haber sido insoportable ver la Bondad en persona sometida a la maldad humana, la Verdad escarnecida por la mentira, la Misericordia injuriada por la venganza.

Con la muerte de Jesús, parecía fracasar la esperanza de cuantos confiaron en Él. Pero aquella fe nunca dejó de faltar completamente: sobre todo en el corazón de la Virgen María, la madre de Jesús, la llama quedó encendida con viveza también en la oscuridad de la noche.

En este mundo, la esperanza no puede dejar de hacer cuentas con la dureza del mal. No es solamente el muro de la muerte lo que la obstaculiza, sino más aún las puntas aguzadas de la envidia y el orgullo, de la mentira y de la violencia. Jesús ha pasado por esta trama mortal, para abrirnos el paso hacia el reino de la vida. Hubo un momento en el que Jesús aparecía derrotado: las tinieblas habían invadido la tierra, el silencio de Dios era total, la esperanza una palabra que ya parecía vana.

Y he aquí que, al alba del día después del sábado, se encuentra el sepulcro vacío. Después, Jesús se manifiesta a la Magdalena, a las otras mujeres, a los discípulos. La fe renace más viva y más fuerte que nunca, ya invencible, porque fundada en una experiencia decisiva:

Lucharon vida y muerte / en singular batalla, / y, muerto el que es Vida, triunfante se levanta». Las señales de la resurrección testimonian la victoria de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio, de la misericordia sobre la venganza: Mi Señor glorioso, / la tumba abandonada, / los ángeles testigos, / sudarios y mortaja.

Queridos hermanos y hermanas: si Jesús ha resucitado, entonces - y sólo entonces - ha ocurrido algo realmente nuevo, que cambia la condición del hombre y del mundo. Entonces Él, Jesús, es alguien del que podemos fiarnos de modo absoluto, y no solamente confiar en su mensaje, sino precisamente en Él, porque el resucitado no pertenece al pasado, sino que está presente hoy, vivo.

Cristo es esperanza y consuelo de modo particular para las comunidades cristianas que más pruebas padecen a causa de la fe, por discriminaciones y persecuciones.

Y está presente como fuerza de esperanza a través de su Iglesia, cercano a cada situación humana de sufrimiento e injusticia.

[...]


¡Feliz Pascua a todos!
Autor: SS Benedicto XVI.

lunes, 9 de abril de 2012

COSAS DE MI EXTREMADURA

Hace algún tiempo, comencé poniendo en la Red Social Facebook, un serie de vídeos dedicados a dar a conocer tantos y tantos bellos rincones, como esta tierra Extremeña posee, parece que Dios se detuvo y se recreo en la creación de tan bonita región con parajes naturales, que son la admiración de cuanto los visitan.

En principio y pensando en que todo aquel que entrara en mi muro (así se denomina el espacio personal de  cada uno en la Red)  identificara y encontrara lo antes posible el vídeo de cada día, todos llevan como encabezamiento “COSAS DE MI EXTREMADURA”.

Ha sido tal, la buena acogida que ha tenido en la Red, que me ha llevado a crear dentro de este blog un rincón denominado también “Cosas de mi Extremadura” aquí iré recopilando vídeos sobre, Monumentos, Pueblos, Monasterios y todo aquello que merezca darlo a conocer.

Espero no hacer distinciones entre ninguna de las dos provincias, aun siendo Pacense nunca, o al menos intencionadamente,  pondré mas sobre la provincia de Badajoz.

Espero que este nuevo balcón que abre hoy este blog, sea del agrado de todos los lectores y admitiendo todo tipo de sugerencia que puedan mejorarlo.

Solo me resta como administrador único de este blog, dar nuevamente las gracias a todos por las visitas realizadas al mismo.
Reciban un cordial saludo.
Manuel Murillo.